Lectura: Proverbios 28:1-28
A menudo oímos de personas que cuestionan la sabiduría de los que tienen autoridad sobre nosotros. Es fácil señalar con el dedo acusador a los funcionarios del gobierno, jefes, líderes espirituales, maestros o miembros de la junta y decir que no son aptos para sobrellevar el cargo que desempeñan.
En realidad, sin embargo, estamos enfocando nuestra atención en el lugar equivocado. En lugar de ser tan críticos con los demás, tenemos primero que asegurarnos de que la sabiduría está presente en nuestras propias vidas.
Pero, ¿cómo hacemos para tener tal tipo de sabiduría? En primer lugar, necesitamos seguir estos consejos: “El principio de la sabiduría es el temor del Señor” y “y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia” (Prov. 9:10). La mejor manera de adquirir estos conocimientos es mediante la lectura de la Palabra de Dios.
También debemos pedirle al Señor Su ayuda si queremos obtener sabiduría.
Santiago escribió: “Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídala a Dios —quien da a todos con liberalidad y sin reprochar— y le será dada.” (1:5). Al igual que Salomón pidió sabiduría a Dios para que le ayudara a llevar su enorme responsabilidad de gobernar (1 Rey. 3: 9), por lo que constantemente debemos confiar en Él, si vamos a caminarnos por un camino piadoso. En esa misma línea Proverbios 28:2 (NTV) nos insta a ser sabios y estar atentos a la estabilidad de nuestros gobernantes: “Cuando hay corrupción moral en una nación, su gobierno se desmorona fácilmente. En cambio, con líderes sabios y entendidos viene la estabilidad.”
Además Proverbios 10 nos dice que cuando somos sabios vamos a llevarle alegría a nuestros padres (v.1), vamos a trabajar de manera oportuna (v. 5), y vamos a saber aceptar la autoridad (v.8).
- La próxima vez que sientas la tentación de criticar a alguien, piénsalo dos veces. Pídale a Dios que te ayude a examinar tu propio corazón. Entonces pregúntate: “¿Estoy buscando la sabiduría prometida de Dios?”
- Cuando estemos verdaderamente ocupados en la búsqueda de la sabiduría, estaremos demasiado ocupados para encontrar faltas en los demás.
MD/HG
“Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídala a Dios —quien da a todos con liberalidad y sin reprochar— y le será dada.” (Santiago 1:5)
Este devocional forma parte del estudio Proverbios: Sabiduría Divina para la Vida Diaria.
no entiendo muy bien por que añadir lo de cuestionar la sabiduría de los gobernantes. Es obvio que nuestros gobernantes no son guiados por el Espíritu Santo, ya que el fruto del espíritu es amor paz benignidad paciencia etc… La cuál en la actualidad al menos no he visto a algún dirigente así.
Me parece raro que el devoción incluya el no criticar los gobernantes. Puesto que somos libres no para pecar pero no hay nada malo en cuestionarlos,
No se es la primera vez que leo algo un poco incongruente o más bien fuera de tema
En nuestro diario vivir debemos enfocarnos en nuestro Señor Jesus y pedir sabiduría pero con la sabiduría viene también el discernimiento y un Cristiano no debe ser manipulado por las ideas mundanas de un líder religioso.
Primero debe ser fiel uno a Dios no la los gobernantes
Hola Erika, te compartimos algunos pensamientos sobre el creyente y su accionar con los gobernantes
Si hay algo que encienda la chispa para un debate espontáneo, o una discusión abierta, es una discusión sobre política – aún entre creyentes. Como seguidores de Cristo, ¿cuál debe ser nuestra actitud y nuestra participación en la política? Se ha dicho que «la religión y la política no se mezclan.» Pero ¿es realmente cierto? ¿Podemos tener opiniones políticas fuera de las consideraciones de nuestra fe cristiana? La respuesta es no, no podemos. La Biblia nos da dos verdades en cuanto a nuestra actitud hacia la política y el gobierno.
La primera verdad, es que la voluntad de Dios impregna y reemplaza cada aspecto de nuestra vida. La voluntad de Dios es lo que tiene prioridad sobre todo y todos (Mateo 6:33). Los planes y propósitos de Dios están prefijados, y Su voluntad es inviolable. Lo que Él se ha propuesto, lo llevará a cabo, y ningún gobierno puede frustrar Su voluntad (Daniel 4:34-35). De hecho, es Dios quien «quita reyes y pone reyes» (Daniel 2:21), porque «el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y a quien él quiere lo da.» (Daniel 4:17). Una clara comprensión de esta verdad, nos ayudará a ver que la política es meramente un método que Dios usa para llevar a cabo Su voluntad. Aunque hombres perversos abusen de su poder político, utilizándolo para el mal, Dios lo usa para bien, «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.» (Romanos 8:28).
En segundo lugar, debemos estar conscientes del hecho de que nuestro gobierno no puede salvarnos. ¡Solo Dios lo puede hacer! Nunca leemos en el Nuevo Testamento, que Jesús, o cualquiera de los apóstoles invirtiera ni tiempo ni energía enseñando a los creyentes cómo reformar al mundo pagano de su idolatría, inmoralidad y prácticas corruptas por medio del gobierno. Los apóstoles jamás instaron a los creyentes a demostrar desobediencia civil para protestar contra las injustas leyes o los regímenes brutales del Imperio Romano. En cambio, los apóstoles les ordenaron a los cristianos del primer siglo, así como a nosotros hoy, proclamar el Evangelio y vivir vidas que den una clara evidencia del poder transformador del Evangelio.
No hay duda de que nuestra responsabilidad para con el gobierno es obedecer las leyes y ser buenos ciudadanos (Romanos 13:1-2). Dios ha establecido toda autoridad, y Él lo hace para nuestro beneficio, «para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.» (1 Pedro 2:13-15). Pablo nos dice en Romanos 13:1-8 que la responsabilidad del gobierno, es gobernar con autoridad sobre nosotros – esperamos que para nuestro bien – para recaudar los impuestos y guardar la paz. Donde tenemos voz y podemos elegir a nuestros líderes, debemos ejercer ese derecho por medio de la votación por aquellos cuyas perspectivas se asemejen más a las nuestras. Sea que nuestra religión permite a cristianos votar para gobernantes infieles es una pregunta que merece más consideración que parece con todo haber recibido generalmente del clero o de la laicidad. Me parece a mí que lo que el profeta dijo a Josafat en cuanto a su unión con Acab nos proporciona una lección saludable. «¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová? Pues ha salido de la presencia de Jehová ira contra ti por esto.» United States Founding Father, John Jay, «The Correspondence and Public Papers of John Jay, 1794-1826», Henry P. Johnson, editor, (New York: G.P. Putnam’s Sons, 1893), Vol. IV, p. 365
Uno de los grandes engaños de Satanás, es que pongamos nuestra confianza para la moralidad cultural y vida piadosa, en las manos de políticos y funcionarios gubernamentales. La esperanza nacional de un cambio, no se encuentra en la clase dominante de ningún país. La iglesia ha cometido un error si piensa que es trabajo de los políticos el defender, difundir y guardar las verdades bíblicas y los valores cristianos.
El objetivo de la iglesia, de acuerdo al propósito de Dios, no se encuentra en el activismo político. En ninguna parte de la Escritura se nos ordena invertir nuestra energía, nuestro tiempo, o nuestro dinero en los asuntos gubernamentales. Nuestra misión radica, no en cambiar a la nación a través de reformas políticas, sino en cambiar los corazones a través de la Palabra de Dios. Cuando los creyentes piensan que el crecimiento y la influencia de Cristo puede de alguna manera ser aliada de la política gubernamental, corrompen la misión de la iglesia. Nuestro mandato cristiano, es propagar el Evangelio de Jesucristo y predicar en contra del pecado de nuestra era. Solo cuando los corazones de los individuos en una cultura sean cambiados por Cristo, esa cultura comenzará a reflejar el cambio.
Los creyentes a través de los siglos, han vivido, y aún florecido, bajo gobiernos antagonistas, represivos y paganos. Esto era especialmente cierto con los creyentes de los primeros siglos, quienes bajo despiadados regímenes políticos, mantenían su fe bajo una enorme tensión cultural. Ellos entendían que eran ellos, y no sus gobiernos, quienes eran la luz del mundo y la sal de la tierra. Ellos se adherían a la enseñanza de Pablo de obedecer a sus autoridades gubernamentales, y aún honrarlos, respetarlos y orar por ellos (Romanos 13:1-8). Aún más importante, es que ellos entendían que como creyentes, su esperanza residía en la protección que solo Dios provee. La misma verdad se aplica a nosotros en la actualidad. Cuando seguimos las enseñanzas de las Escrituras, nos volvemos la luz del mundo, como Dios nos diseñó para llegar a ser (Mateo 5:16).
El Señor dijo que los creyentes han de ser la sal de la tierra y la luz del mundo en (Mateo 5:13 y 14). En los tiempos bíblicos nunca hubo elecciones para gobernantes de parte del pueblo. La elección de oficiales es un fenómeno moderno. El ciudadano cristiano en particular, si siente la dirección del Señor después de oración y apoyo de amigos cristianos debe postularse para la candidatura de algún puesto público. Y si el Señor le da el puesto, «Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo para la gloria de Dios.» (Colosenses 3:17). Uno de los padres fundadores de los estados unidos americanos, John Jay, dijo, «Providencia ha dado a nuestro pueblo el escoger sus gobernantes, y es el deber – así como el privilegio e importancia – de nuestra nación cristiana escoger y preferir a los cristianos como sus gobernantes.» United States Founding Father, John Jay, «The Correspondence and Public Papers of John Jay, 1794-1826», Henry P. Johnson, editor, (Reprinted NY: Burt Franklin, 1970), Vol. IV, p. 393, October 12, 1816
Las entidades políticas no son la salvación del mundo. La salvación de toda la humanidad ha sido manifestada en Jesucristo. Dios sabía que nuestro mundo necesitaba ser salvado, aún mucho antes que cualquier gobierno nacionalista se hubiera formado. Él le demostró al mundo que la redención no podía ser lograda a través del poder del hombre, su poder económico, su poderío militar o su política. La paz mental, la alegría, la esperanza y el gozo – y la salvación de la humanidad – se logra solo a través de Su obra de fe, amor y gracia.
Por ultimo recordemos lo dicho por Pablo: «Por esto exhorto, ante todo, que se hagan súplicas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias por todos los hombres; 2 por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que llevemos una vida tranquila y reposada en toda piedad y dignidad.» 1 Tim.2:1-2