Lectura: Proverbios 14:1-35

Las palabras de Proverbios 14:34 podrían estar cinceladas en las lápidas de muchas civilizaciones: “La justicia engrandece a la nación, pero el pecado es afrenta para los pueblos.”  Muchos creen que pueden construir una nación basada en el producto nacional bruto o defenderla con armamento de última generación, pero Dios dice que los países se basan en el carácter de su gente.

Los habitantes de la antigua China buscaron su seguridad ante las hordas bárbaras que se acercaban desde el norte, por lo que erigieron la Gran Muralla.  El enorme muro se extendía por 2.400 kilómetros, tenía entre 3.5 a 12 metros de ancho y entre 6 a 15 metros de altura; las paredes eran demasiado altas para que el enemigo las escalara, y demasiado gruesas para derribarlas, y se duraba mucho tiempo para darle la vuelta.

No obstante, durante los primeros 100 años de existencia de la pared, China fue invadida tres veces. ¿Cómo se violó la seguridad? Los enemigos simplemente sobornaron a uno de los vigilantes del muro y luego marcharon fácilmente a través de una de sus puertas. El error fatal en el plan de defensa chino radicaba en invertir su riqueza tan sólo en la construcción de un muro, pero no en la calidad de vida de los constructores y guardianes de esa Gran Muralla, y con esto se afectó el carácter de los guardianes y la población en general.

Un sistema de defensa más grande no es lo que finalmente protege a una nación. Los gobernantes podrían contribuir con la seguridad, si incentivaran un estilo de vida cuyo centro sea la obediencia al Señor, tal y como se encuentra plasmado en Filipenses 2:15, que nos dice: “para que sean irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa, en la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo”.

  1. Al igual que los pueblos, las familias están siendo atacadas desde todas las direcciones, es por ello que cada uno de los miembros de la familia y los padres en especial, deben ser buenos ejemplos de una relación activa y creciente con Dios; así los hijos(as) serán testigos de que los muros espirituales están fuertes y sus guardianes están bien alimentados con la Palabra de Dios.
  1. Una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil. Cuidemos nuestra relación con Dios, ya que a pesar de que se trata de una relación individual con Él, se nos llama a lo siguiente: “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no puede ser escondida.” (Mateo 5:14).

MD/HG

“La justicia engrandece a la nación, pero el pecado es afrenta para los pueblos” (Prov.14:34)

Este devocional forma parte del estudio Proverbios: Sabiduría Divina para la Vida Diaria.