Lectura: Apocalipsis 6:12-17

Prácticamente nadie dice: “Hola roca, ¿cómo estás? ¿Has viajado mucho desde la última vez que nos vimos? o, roca ¿puedes ir a traerme un vaso de agua fría?”

No obstante, vendrá un día en el que muchas personas tratarán de hablarles, es más les clamarán.  Esto sucederá cuando se cumpla lo profetizado en Apocalipsis 6, cuando se abra el sexto sello del juicio de Dios; ya para este momento se habrán liberado los 4 primeros juicios que atraerán los 4 jinetes del Apocalipsis (falsa paz, guerra, hambre y muerte), el quinto sello nos describe el clamor por parte de los mártires en el cielo, preguntando a Dios, cuando vengará sus muertes.

Todos los sellos anteriores muestran el resultado de la actividad humana, pero a partir del sexto sello las personas que vivan luego de esos acontecimientos, serán testigos de la intervención directa de Dios por medio de un gran terremoto a escala global, que generará una actividad volcánica afectando la atmósfera y oscureciendo la luz del sol y la luna, tornándolas rojizas (Apocalipsis 6:12-14; Zacarías 14:6,7).

Mientras todas estas tragedias suceden, las personas y líderes mundiales sin Dios, perderán todas las esperanzas y llegarán a decirle a las montañas y peñas: “Caigan sobre nosotros y escóndanos del rostro del que está sentado sobre el trono y de la ira del Cordero” (v.16). A continuación, Juan exclama: “¡quién podrá permanecer de pie!”. (v.17). La respuesta es: Nadie.

  1. Sin duda Dios es compasivo y paciente (Salmos 86:15; Romanos 2:4), pero un día su ira se desatará con tal furia que ni aun las rocas podrán proteger a quienes merecen Su castigo.
  2. Si no quieres padecer la ira de Dios, tan sólo acepta Su regalo inmerecido de salvación.

HG/MD

“Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:23).