Lectura: 2 Juan 1-6

Por su forma de hablar y de actuar, un compañero de trabajo se enteró que él era creyente, al saber esto le dijo: “Oye, pareces una persona feliz, pero si tuviera que vivir como tú moriría de aburrimiento”.  Debido que esta persona creía que él vivía una existencia aburrida por el hecho de no llevar una vida entregada a los placeres y al egocentrismo, provocó que de inmediato empezara a hacerse un auto examen de lo vivido.

Había crecido en un hogar de creyentes, donde desde muy joven había aprendido que él era un pecador necesitado del perdón de Dios.  También le fue enseñado que, para ser liberado de esa situación, tenía que creer que Jesús había pagado el precio por sus pecados y los de toda la humanidad.

Luego, cuando fue un poco más grande entendió, gracias al Espíritu Santo, que esas enseñanzas eran totalmente ciertas y debido a ello había confiado en Jesús como su Señor y Salvador.  A partir de ese momento trató de vivir una vida que agradara a Dios y que fuera de apoyo para otras personas, cumpliendo el mandato de nuestro Señor de amar a Dios y al prójimo (Mateo 22:37-40).  Su respuesta a Dios, su manera de vivir, había sido algo totalmente natural ya que había creído sinceramente en lo que el Señor había hecho en su vida.

En la segunda carta de Juan, podemos encontrar la palabra mandamiento en al menos cuatro ocasiones, su contexto es que como creyentes debemos vivir de acuerdo con la verdad, amándonos los unos a los otros (vv.4-6).  Cuando hacemos esto encontramos el gozo y la libertad, no el aburrimiento y la esclavitud, como algunas personas piensan erróneamente.

Luego de hacer ese rápido repaso de su vida, este hombre le contestó a su compañero: “sabes, prefiero esta vida que Dios me ha dado, que vivir mil años alejado de Él, viviendo de cosas que se desvanecen con el tiempo. Estoy feliz, pues todo lo que soy proviene de Él, y tengo una alegría que nadie me puede quitar”.

  1. El gozo es el resultado de caminar con Dios.
  2. El mundo ofrece espejismos e ilusiones, sólo en Dios encontraremos la verdad absoluta.

HG/MD

“Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22-23).