Lectura: Eclesiastés 12:6-14

Por mucho tiempo los científicos creyeron que el vertebrado que menos vivía, es un pez color turquesa que vive en las lagunas estacionales de lluvia en el África ecuatorial, y que debe completar su ciclo reproductivo en tan sólo 12 semanas antes de que las lagunas vuelvan a desaparecer.

Sin embargo, los investigadores de la Universidad de James Cook en Australia, han encontrado otro pez llamado Eviota sigillata, el cual es un pequeño pez que tiene una vida aun más corta, es autóctono de los arrecifes de coral tropicales de los océanos Índico y Pacífico. Se encuentra así desde las Seychelles hasta la Gran Barrera de Coral y Tonga, y vive en promedio entre 56 a 59 días.

Algunos se preguntarán ¿cuál será el propósito de una existencia tan rápida, casi fugaz? Esta misma pregunta se la hizo quien se ha considerado como el hombre más sabio de su tiempo.  En sus últimos años de vida, Salomón se había alejado de Dios y estaba acumulando las consecuencias de sus malas decisiones, estaba deprimido y consideraba todos sus logros sin valor alguno ni propósito, se había olvidado de sus días más gloriosos.

Esto fue así hasta que recordó a su Dios (Eclesiastés 12:13-14) y se dio cuenta que lo que de verdad había olvidado era que no vivía solamente para sí mismo, sino para la honra de Aquel que lo había creado, debido a ello debía disfrutar la poca, media o larga vida que Él le permitiera vivir en este mundo.

  1. El valor de tu vida no se mide por el número de años que vivas, sino por la forma en la que utilices esos días que Dios te ha concedido.
  2. Sabes, la vida es realmente corta, es por eso que debes vivirla para Dios.

HG/MD

“La conclusión de todo el discurso oído es esta: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, pues esto es el todo del hombre” (Eclesiastés 12:13).