Lectura: Hebreos 12:1-4

Millones de personas llegaron a conocer la vida de Eric Liddell mediante la película de los años 80’s ganadora del Oscar a la mejor película: “Carros de fuego”.  El argumento de la película se basa en la historia real de éste atleta escocés y su negativa a violar bajo fuertes presiones sus convicciones espirituales, aun a costa de la gloria olímpica.

El actor Ian Charleston, que desempeñó el papel de Eric Liddell en la película, tuvo que aprender a correr con la cabeza para atrás en el estilo de aquel campeón olímpico.  El sexto día de filmación, Charleston concluyó que el estilo no convencional que tenía Eric de correr estaba inspirado en la confianza.  Eric “confiaba en llegar – dijo Charleston – corría con fe.  Ni siquiera miraba a donde iba”.

Esa confianza la tenía también en su vida espiritual.  Fue una confianza que lo llevó a la China como misionero.  Con la cabeza en alto, confiando en su Salvador, murió joven en un campo de concentración japonés, sirviendo aun fielmente al Señor.

“Corramos”, nos dice Hebreos 12:1.  Corramos como corrió Pablo imitando el ejemplo de Jesús (1 Cor. 11:1).  Corramos con la cabeza en alto, confiando en que nuestro Entrenador nos llevará a la meta que ha puesto delante de nosotros.  Corramos, no para ganar la aprobación y el aplauso de la gente, ni para ganar ninguno de los trofeos de este mundo, sino para obtener una “corona incorruptible» (1 Cor.9:25).

  1. ¿Cómo corres tú?

 

  1. Intenta grandes cosas para Dios, espera grandes cosas de Dios.

NPD/VCG