Lectura: 1 Tesalonicenses 4:1-12

Luego de muchos ensayos, esfuerzo y sacrificio, al fin se acercaba la ansiada fecha de concierto de cierre de temporada para el coro de la secundaria; los estudiantes habían preparado un repertorio digno de un coro profesional.  La profesora les había recordado varias veces durante el último mes, la fecha, hora y lugar del evento; hasta había creado un grupo de WhatsApp, con todos los padres y madres de los jóvenes mediante el cual les enviaba noticias e información.

Habían planeado un último ensayo final tres días antes del concierto el cual era obligatorio, pero el día del ensayo una madre olvidadiza llamó a la profesora para decirle: “Hola, profesora, la estoy llamado porque Santiago no va a poder ir al ensayo, debido que salimos en la tarde al centro comercial porque necesitaba pantalones nuevos, ¿No hay problema verdad?”  Cuando la profesora la escuchó, se serenó y puso el teléfono en altavoz, y dijo en voz alta: “Jóvenes todos sabían que la práctica de hoy era obligatoria, ¿cierto?”, los jóvenes respondieron: “Si, por supuesto”.  Detrás del teléfono se oyó la voz de la madre enojada diciendo: “¿Por qué nadie me avisó? ¿Cómo iba a saberlo?”

Tal como la profesora se sentía molesta debido a que sus claras instrucciones habían sido ignoradas, ¿será posible que Dios se moleste por nuestra tendencia a ignorar Sus clarísimas instrucciones para nosotros?

El apóstol Pablo le dijo a sus lectores y a nosotros las siguientes palabras: “…les rogamos y exhortamos en el Señor Jesús que conforme aprendieron de nosotros acerca de cómo les conviene andar y agradar a Dios, tal como están andando, así sigan progresando cada vez más. Ya saben cuáles son las instrucciones que les dimos de parte del Señor Jesús” (1 Tesalonicenses 4:1-2).  Entonces, nunca debemos poner como excusa que no conocemos lo que Dios espera de nosotros, es nuestra obligación aprender y con esto saber cuál es la perfecta voluntad de Dios para nuestras vidas.

  1. No entristezcamos a Dios, no ignores Sus enseñanzas, vive conforme a Su voluntad (Efesios 4:30-5:2).
  2. Tenemos el mejor manual de vida, la Biblia, no olvides consultarla todos los días.

HG/MD

“Y no entristezcan al Espíritu Santo de Dios en quien fueron sellados para el día de la redención” (Efesios 4:30).