Lectura: Salmo 31:9-20

En una entrevista le preguntaron a un famoso guitarrista y compositor, de dónde provenía su inspiración para componer sus canciones; entonces respondió: “Aunque parezca extraño, provienen de mis situaciones complicadas o que tocan mi corazón de una manera extraordinaria”.

Ciertamente, a la mayoría de nosotros las canciones que más nos gustan comúnmente reflejan nuestros sentimientos más profundos en un momento particular.

Y es quizás por esta razón que muchos de los Salmos nacieron de luchas y situaciones por las que estaban pasando sus escritores.  Los Salmos recogen sus decepciones, temores, ilusiones y alegrías, pero sobre todo siempre nos dirigen hacia el amor y la fidelidad de Dios.

Nuestra lectura devocional es un ejemplo de esto; en el Salmo 31 David nos compartió lo que había en su corazón de la siguiente forma: “Ten misericordia de mí, oh Señor, porque estoy en angustia. Mis ojos, mi alma y mis entrañas se han debilitado por el pesar” (v.9).  Habla también de una red que le han tendido para atraparlo (v.4), asimismo nos comparte lo que está sufriendo a causa de su pecado (v.10), de los amigos que lo abandonaron (v.-11-12) y de todas las asechanzas para quitarle su vida (v.13).

No obstante, la esperanza de David no estaba depositada en su propia fuerza, sino en la de Dios. “Pero yo he confiado en ti, oh Señor. He dicho: “Tú eres mi Dios; en tus manos están mis tiempos”. Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores” (vv. 14-15).

  1. Los salmos motivan a abrir plenamente el corazón delante de Dios; confía en que Él tiene reservada la victoria final, no dudes de eso.
  2. La gracia y bondad de Dios sobrepasan a cualquier circunstancia que estés pasando, permite que Él tome el control de tu vida.

HG/MD

“¡Cuán grande es la bondad que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que en ti se refugian contra los hijos del hombre!” (Salmos 31:19).