Lectura: Mateo 5:21-26

Adrián se había puesto de acuerdo con su novia Emma para que fueran a almorzar a una nueva plaza de comidas que recién estaba abriendo y que ella quería conocer, especialmente por un restaurante de comida italiana.

Pero, Adrián se atrasó por situaciones que se le presentaron y llegó una hora y treinta minutos tarde a su cita en el lugar; ya Emma se había ido con sus amigas.  Como sabía que había cometido un error, le compró a Emma un cupón de regalo para comer en ese lugar, y se detuvo en una librería donde encontró una tarjeta entre muchas de otros temas, que tan sólo decía: “Lamento mi error”.  La compró y se la dio a su novia, le explicó lo sucedido y ella aceptó la disculpa.

Aunque las tarjetas para pedir disculpas no son muy populares, asumir esta actitud suele ser algo necesario en nuestras relaciones interpersonales. Pedir perdón es un principio y una acción que encontramos en la Biblia. Jesús les enseñó a sus seguidores a arreglar las cosas con aquellos a quienes habían ofendido (Mateo 5:23-24; 18:15-20), y el apóstol Pablo dijo: “Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, tengan paz con todos los hombres” (Romanos 12:18).  La convivencia pacífica requiere pedir y aceptar las disculpas.

A pesar de que nos resulte muy difícil disculparnos, debido que esta actitud requiere que tengamos un espíritu humilde para admitir nuestro error, lo cual, por supuesto no brota de nosotros naturalmente, asumir la responsabilidad del daño que hicimos en una determinada situación puede sanar una relación y restaurarla.

  1. Si cometiste un error, no seas orgulloso, da el primer paso, aunque no encuentres una tarjeta de disculpas pide perdón.
  2. La humildad forma parte importante del carácter y prioridades que debemos emular de Jesús.

HG/MD

“Pero él da mayor gracia. Por eso dice: Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes” (Santiago 4:6).