Lectura: Proverbios 3:1-12

Un joven estaba muy ilusionado pues habían abierto algunos puestos en el coro de su localidad, pero quedo frustrado cuando no lo aceptaron. Ante su decepción, solamente pudo confiar en que los propósitos de Dios eran más grandes que los suyos.

Tiempo después, en su iglesia local iniciaron un pequeño coro, no era tan profesional como el otro, pero con mucho entusiasmo se integró a él. Los resultados fueron mejores de lo que podría haber imaginado. Esto le permitió servir al Señor ya que le dio muchas oportunidades de presentar el mensaje de salvación a diversas personas que iban a sus presentaciones.

Más a menudo de lo que deseamos, las cosas no se dan tal y como las imaginamos. Suponemos que nuestro camino es el correcto. Sin embargo, cuando descansamos en el Señor, sus propósitos siempre demuestran que son para nuestro beneficio y para alabanza de su nombre.

No nos engañemos, es fácil confiar en Él cuando el resultado de lo planeado es mejor de lo que esperábamos, pero difícil cuando no podemos percibir el beneficio en el mismo momento, incluso quizá no lo sepamos hasta que lleguemos al cielo.

  1. En ocasiones algunas puertas se cierran para que Dios pueda abrir una más útil, y de esta forma tener nuevas oportunidades que no teníamos contempladas.
  2. Señor, danos humildad para aceptar que siempre tendrás un mejor plan para nuestras vidas.

HG/MD

“Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas” (Proverbios 3:5-6).