Lectura: Hebreos 10:19-39

Hace algún tiempo, un adulto joven me contó parte de su testimonio cuando entró a su primer trabajo luego de graduarse en la Universidad.  Era toda una nueva experiencia poner en práctica lo que había aprendido, y entender nuevas cosas que no enseñan en las universidades.

Dentro de ellas, los “After office”, que normalmente consisten en las salidas con los compañeros a tomar o comer algo, las cuales muy a menudo consisten más en tomar alcohol que en comer. Él fue a algunas de esas actividades, pero tomaba refrescos gaseosos y comida, pero luego de un par de veces, entendió que era muy poco provechoso y muy alto el riesgo que corría de que algo saliera mal, además de que había otras maneras de fortalecer sus vínculos con sus compañeros(as) de trabajo.

Aproximadamente dos meses después, un compañero de los que asistían a esas actividades se le acercó, luego de darse cuenta de que era un creyente, y le dijo: “Yo también soy creyente. He estado llevando una doble vida. Mi esposa y las personas de mi iglesia no saben cómo es mi vida en el trabajo. Cuando comencé en este empleo pensé que tenía que comportarme como todos los demás para encajar. Pero tú me has demostrado que no tengo que hacerlo. Gracias por mantener tu posición y darme el valor para hacer lo mismo”.

En ese momento se dio cuenta de que, a pesar de su poca experiencia de la vida, lo que él hacía en realidad le importaba mucho a alguien además de a sus padres (Hebreos 10:24).

Con cada paso que damos en esta vida aprendemos, y no debemos subestimar las estrategias del enemigo para que caigamos en las garras del pecado, y tomemos un camino equivocado.  Debemos entender y creer que una persona sí puede marcar la diferencia. Nuestras elecciones pueden influir en las decisiones que otros hacen, y nuestro valor para hacer buenas elecciones, alentará a los demás a hacer lo mismo.

  1. Tomar el camino correcto no siempre es lo más popular, pero sí lo más adecuado y debes saber que siempre hay otros que te están viendo.
  2. Sé valiente, Jesús siempre está a tu lado, deja que Él te ayude a aclarar tu mente cuando las cosas se compliquen o cuando necesites tomar decisiones.

HG/MD

“Considerémonos los unos a los otros para estimularnos al amor y a las buenas obras” (Hebreos 10:24).