Lectura: Isaías 58:1-12

En 1963, durante una marcha pacífica en Washington, DC, Martin Luther King, Jr. dio su ahora famoso discurso sobre “Tengo un Sueño”. Elocuentemente pidió que la libertad sonara desde la cumbre de toda montaña por toda la nación. El costo personal que tuvieron que pagar tanto él y cuantos aquellos que se unieron a este pacífico movimiento de resistencia fue elevado, pero pronto comenzó el verdadero cambio. Dios usó ese discurso para despertar la conciencia de los EE.UU. y luchar por la libertad de los oprimidos y subyugados.
En el siglo VIII a.C., en medio de la injusticia a nivel personal y nacional, el profeta Isaías fue usado por Dios para despertar la conciencia de Su pueblo. La espiritualidad cómoda había llevado al pueblo a la violencia e insensibilidad hacia los demás seres humanos. El pueblo de Dios estaba oprimiendo a los pobres y sustituyendo con prácticas religiosas una vida auténticamente justa (vv. 1-5). Dios los censuró (v.1) y recetó una vida espiritual que se expresara volviéndose a Él en auténtico arrepentimiento y liberando a las personas (vv. 6-12).
Al igual que Isaías, hemos sido enviados a dejar que la libertad suene. Por medio del poder del Espíritu Santo, debemos proclamar que los cautivos puedan ser liberados, que los oprimidos puedan quedar libres de sus opresores y que el tiempo agradable del Señor ha llegado.
1.Si bien es cierto que nuestra principal misión es difundir el mensaje de salvación, también es importante que demos nuestra opinión y posición frente a asuntos de injusticia social, así como el orar por los que están en autoridad.
“En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos. Ora de ese modo por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos tener una vida pacífica y tranquila, caracterizada por la devoción a Dios y la dignidad.” 1 Tim.2:1-2.
2. Sin embargo nunca debemos olvidar que las personas necesitan prioritariamente ser liberadas de las cadenas espirituales que el pecado les ha causado y que tú puedes ayudarles al presentarles el evangelio.
NPD/MW