Lectura: Gálatas 6:7-10

Hace algún tiempo leí una ilustración en la cual un hombre que estaba caminando por un centro comercial, se sorprendió cuando en un local vio que el Señor estaba detrás del mostrador.  Así que el hombre se acercó al Señor y le dijo: “Señor, ¡que sorpresa!, ¿qué vendes en este local?”  El Señor le respondió: “¿Qué desea tu corazón?”.  El hombre pensó por un momento y le dijo: “Quiero alegría, paz y liberarme del temor, para mi y para el mundo entero”.  El Señor sonrió y le dijo: “Aquí no vendo frutos.  Sólo semillas”.

En nuestra lectura devocional, leímos como Pablo le reitera a los Gálatas la importancia de sembrar semillas de comportamiento que den honra a Dios, al decir: “Todo lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará (Gálatas 6:7).  No podremos disfrutar del fruto deseado, si antes no reconocemos la necesidad de sembrar lo correcto.

Una práctica que puede ayudarnos a adquirir el hábito de sembrar buenas semillas, es seguir el ejemplo de creyentes que han tenido que luchar contra la pereza, el desánimo, la apatía, la envidia, entre otras muchas cosas, antes de entender que debían dejar todo eso atrás para crecer en su camino con el Señor.

  1. ¿Estás cansado de no crecer en tu relación con Dios?, entonces cambia, inicia hoy mismo, habla con Él cada día, estudia y lee Su Palabra, reúnete con quienes también quieran crecer y comparte con otros que todavía no han conocido al Señor.
  2. Siembra buenas semillas, sólo así y con la ayuda de Dios cosecharás buenos frutos.

HG/MD

“No se engañen; Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará” (Gálatas 6:7).