Lectura: Lucas 1:46-55

Una pareja recién casada estaba pasando por los apuros y ajustes normales de los primeros meses del matrimonio, por lo que ahora, al llegar estos días de celebración, estaban un tanto cortos de presupuesto; no obstante, no querían que eso arruinara los momentos que estaban disfrutando por primera vez como pareja.

Así que decidieron hacer una pequeña actividad con los mejores amigos y familiares más cercanos.  Al llegar a la entrada de su casa pusieron un cartel que decía: “Bienvenidos a la Casa de Bendición”. Ciertamente tenían una decoración limitada, pero también habían impreso algunas fotos de los diferentes invitados en su casa, las cuales habían sido tomadas en actividades previas, asimismo, anotaron con su puño y letra un versículo junto con palabras de estima y agradecimiento por los momentos tan maravillosos que habían pasado en aquella pequeña casa; fue una velada inolvidable.

Por supuesto, la pareja ha seguido enfrentando algunos problemas y muchas alegrías, pero han elegido mantenerse cercanos al Señor, y a menudo traen a su memoria aquella actividad tan sencilla pero llena de sentimiento y gozo: la casa de bendición.

Al hacer esto se identifican con las palabras de la joven María: “y mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador… porque el Poderoso ha hecho grandes cosas conmigo. Su nombre es santo” (Lucas 1:47-49).

Cualesquiera sean las circunstancias por las que estés atravesando, buenas o malas, mantén tu enfoque en Jesús y busca maneras de compartir sus bendiciones con los demás.

  1. Para que la Natividad tenga en verdad significado, dale a Jesús el primer lugar en todo.
  2. Invita a otros a tu casa de bendición.

HG/MD

“Porque el Poderoso ha hecho grandes cosas conmigo. Su nombre es santo” (Lucas 1:49).