Lectura: Nehemías 8:5-12

Durante los días de la Segunda Guerra Mundial, los soldados en su aterradora misión que podía llevarlos a la muerte en la siguiente batalla, trataban de distraerse con el humor, leer y responder la correspondencia para olvidar, aunque fuera por unos instantes.

En sus cartas a sus casas a menudo escribían las bromas que se hacían o contaban con exageraciones las situaciones por las que pasaban, por ejemplo, en uno de estos casos un soldado les contó a sus pequeños sobre el proceso de vacunación al que eran sometidos: “los médicos nos perseguían con arpones y cuando nos atrapaban, nos ponían un arpón en cada brazo”.

Pero el humor no es suficiente cuando empiezas a ver a las personas que eran tus compañeros, muriendo en el campo de batalla, o cuando ves al enemigo vencer en algunos enfrentamientos.  Un grupo de creyentes se dio cuenta de esto y empezó a enviar Biblias al frente de batalla, luego se escucharon historias como las siguientes: “Me encanta leer la Biblia, la leo todas las noches, nunca pensé que podía aprender y sentir tanta paz por medio de la Biblia”.

Algo similar les pasó a los exiliados judíos cuando regresaron a tierra luego de muchos años de esclavitud en Babilonia, ya que al regresar sólo encontraron problemas, enemigos, poca comida y sus pecados.

No necesitamos esperar a que vengan problemas para escuchar de Dios, la Biblia nos enseña de su carácter, perdón y consuelo. Nos sorprenderá lo que el Espíritu de Dios nos muestra en sus páginas.

  1. No tenemos que esperar a que nos visiten los problemas para ir en búsqueda de la sabiduría que encontramos en la Palabra de Dios.  Leer la Biblia e indagar en sus páginas nos permitirá desarrollar carácter, entender el significado del perdón y priorizar lo que es verdaderamente importante.
  2. Al terminar este mes de la Biblia, esperamos que hayas pasado cada día estudiando Su Palabra, hablando con Dios y dando gracias por el privilegio que nos da de compartir con otros lo que aprendemos de su lectura.

HG/MD

“Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105).