Lectura: Deuteronomio 4:15-31

La Enciclopedia Británica describe a Marco Terencio Varrón (116-27 a.C.), como «el más grande sabio de Roma». Escribió más de 600 libros sobre muchos temas. Entre sus escritos encontramos la siguiente afirmación: «Los que introdujeron por primera vez las imágenes de los dioses han eliminado el miedo y añadieron el error.»

Esta profunda declaración nos ayuda a entender por qué Moisés recordó a Israel en el Sinaí: « ¡Pero tengan mucho cuidado! Ustedes no vieron una figura del Señor el día que les habló desde en medio del fuego, en el monte Sinaí.» (Deuteronomio 4:15 – NTV). También pone de manifiesto la razón detrás de la orden por la cual de Dios prohíbe las representaciones físicas de él.

No podemos amar y servir al Señor de una manera aceptable a menos que tengamos una comprensión exacta de Su carácter. Cualquier representación física, sin embargo, imágenes, iconos, o estatuas, distorsiona nuestra percepción de Su verdadero carácter y disminuye un saludable respeto por Su santidad y el poder impresionantes.

Si el mayor erudito secular de Roma, guiado tan sólo por la luz de la naturaleza y de la razón, podía ver los peligros de tergiversar la deidad, ¿cuánto más deberíamos nosotros, los que hemos recibido la revelación especial de Dios por medio de la Biblia, atender cuidadosamente cada palabra que Dios ha hablado?

1. Pidámosle al Señor que inculque en nosotros un respeto sano hacia él, y que nos ayude a crecer en nuestro conocimiento de Su carácter.

2. Dios nos hizo a su imagen, no trate de hacerlo a Él a la suya.

NPD/HHD