Lectura: 1 Samuel 17:24-51

Todos estaban disfrutando del día en la playa, en un lugar alejado de la civilización al que sólo se podía acceder por bote.

Era un día perfecto, soleado, el agua era cristalina, la pesca era muy buena, pero de repente sucedió algo inesperado, el capitán fue aguijoneado en el tobillo por una medusa; algunos de estos seres pueden producir reacciones alérgicas e incluso causar la muerte.

Rápidamente la zona afectada empezó a enrojecerse y el dolor era terrible, debían llevarlo al hospital, pero ninguno se animaba a tomar las llaves del bote, pues el mar se empezaba a poner embravecido y estaba oscureciendo.  En ese momento un joven se armó de valor, diciendo que había tomado el mando de un bote pequeño un par de veces mientras viajaba con unos amigos, así que podría navegar sin problema; acto seguido, hizo una oración rápida y condujo el bote lo mejor que pudo hasta llegar a un puerto y de ahí al hospital.

El desafío de reemplazar al capitán del barco fue similar a lo que tuvo que enfrentar David con Goliat en 1 Samuel 17.  David también tenía por delante una tarea que era mucho más grande que él. Era joven, sin experiencia alguna en la guerra, y de un tamaño mucho más pequeño en comparación con el gigante Goliat. Sin embargo, David creía que Dios podía entregarle a Goliat en sus manos. Y en efecto, el gigante fue derrotado por David (v.50).

David puso su confianza en la liberación de Dios. Cuando todavía era un pastorcito, el Señor le dio la habilidad de matar a un león y a un oso para proteger las ovejas que estaba cuidando. Sus experiencias le enseñaron que podía confiar en Dios.

El ejemplo que tenemos en David quien creía en la fidelidad de Dios, es extraordinario, él se enfrentó a Goliat sin temor, por cuanto sabía que Aquel que lo había librado de los animales salvajes, también podía librarlo de la mano de Goliat el filisteo (v.37).

  1. Así como lo hizo David, aprendamos a confiar en Dios y a depender de Él cuando enfrentemos desafíos, recordando su fidelidad en el pasado.
  2. Los desafíos son una oportunidad para buscar nuevas formas para hacer las cosas de un modo diferente, pidamos a Dios que nos ayude a ser creativos y valientes al resolver problemas.

HG/MD

“Entonces David dijo al filisteo: Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina. Pero yo voy contra ti en el nombre del Señor de los Ejércitos, Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado” (1 Samuel 17:45).