Lectura: 1 Juan 2:28-3:3

¿Quién soy? Es la singular pregunta que se hace un antiguo animal de peluche del libro infantil Nada (Nothing) del autor inglés Mick Inkpen. La historia comienza cuando este peluche es olvidado durante una mudanza de la familia; el juguete había sido dejado desde hacía mucho tiempo en el ático y cuando los hombres de la mudanza terminaron de mover las últimas cajas, uno le pregunta al otro, “¿qué es eso que está ahí?”, y el otro le responde: “nada”, y entonces el peluche asumió que su nombre era: “nada”.

Al quedarse solo, intenta salir de la casa y pasa aventuras con algunos animales, hasta que se encuentra con un gato atigrado que, al oír su historia, le ayuda a trasladarse a la nueva casa a la que se han mudado sus dueños, llevándolo a través de techos y jardines hasta dejarlo en un jardín al lado de otras cajas.  Es ahí donde lo encuentra un anciano, quien inmediatamente lo reconoce y se lo enseña a sus nietos, les dice que aquel peluche fue suyo y que alguna vez tuvo cola, bigotes y además rayas, y que, en realidad, aunque no lo parecía, en ese entonces era un gato de peluche que se llamaba: “pequeño Toby”.  Posteriormente, con mucho amor el anciano lo restaura cociéndole nuevas orejas, cola, bigote y tiras en el lugar de las rayas, y se lo da a sus nietos para que tengan nuevas aventuras con el pequeño Toby, así fue que “nada” finalmente supo quién era en realidad.

Ciertamente, entendemos que se trata de un libro infantil lleno de fantasía, pero al pensar en el tema de este cuento, me pregunto: ¿Quién soy en realidad? El apóstol Juan, refiriéndose a los creyentes nos dijo esto con respecto a nuestra identidad: “nos ha concedido ser llamados hijos de Dios” (1 Juan 3:1), quizás al inicio no comprendamos la magnitud de esta declaración, pero luego Juan dice algo aún más extraordinario: “…pero sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él porque lo veremos tal como él es” (v.2).

Tal como Toby, el peluche de la historia, un día muy cercano seremos restaurados a la identidad inicial que Dios planeó que tuviéramos (Génesis 1:27) y que el pecado distorsionó (Romanos 5:12-14).  Así que por ahora debemos darnos cuenta que en verdad somos sus hijos e hijas, y que pronto estaremos en nuestro verdadero hogar.

  1. ¿Quién eres? Eso no lo definen los demás ni tu mismo, sino Aquel que te rescató y te dio vida eterna.
  2. Si quieres saber quién eres lee la Biblia, su manual de vida, ahí encontrarás tu verdadera identidad.

HG/MD

“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él porque lo veremos tal como él es” (1 Juan 3:2).