Lectura: Jueces 6:11-23

En una casa como cualquier otra, la mamá le pidió a su pequeño de 6 años que fuera a buscar a la despensa unas latas de atún para preparar el arroz; el niño se quedó pensando un momento, negó y respondió a su mamá: “¡Está muy oscuro ahí!”  Entonces, con una dulce sonrisa en los labios la madre le contestó: “No te preocupes, no tengas miedo, Jesús siempre está contigo”.  El niño se quedó pensando un momento, fue a la puerta y mientras la abría lentamente dijo: “Jesús, ¿podrías alcanzarme dos latas de atún?”.

Esta simpática historia me recuerda a Gedeón.  El Señor se le apareció y le dijo: “¡El Señor está contigo, oh valiente guerrero!” (Jueces 6:12), y luego de esto, le dijo que libraría a Israel de sus enemigos del pueblo de Madián (v. 14).

Sin embargo, su respuesta llena de miedo e insegura fue: “… ¿Con qué podré yo librar a Israel? He aquí que mi familia es la más insignificante de Manasés, y yo soy el más pequeño en la casa de mi padre (v. 15).  Y entonces, el paciente Señor le reconfirmó que, con su ayuda, derrotaría a los madianitas (v.16), pero aún continuaba con miedo e inseguridad, y le pidió que enviara señales para tener una confirmación de que en verdad era su voluntad, a lo que Dios accedió (vv. 17, 36-40).

Entonces, ¿por qué el Señor se dirigió al miedoso Gedeón como: “valiente guerrero”? La respuesta es que efectivamente eso llegó a ser en el futuro, con la ayuda de Dios.

  1. Muchos de nosotros posiblemente hemos desconfiado de nuestras capacidades y potencial, pero de lo que nunca debemos dudar, es de la clase de Dios en quien hemos puesto nuestra fe y obediencia.
  2. El Dios de Gedeón es el mismo que nos ayudará a llevar a cabo lo que Él nos pide que hagamos, que es llevar las buenas nuevas a quienes lo necesiten, así que ¡seamos valientes!

HG/MD

“Y se le apareció el ángel del Señor, y le dijo: ¡El Señor está contigo, oh valiente guerrero!” (Jueces 6:12).