Lectura: Lucas 10:3-16
Jesús les hace una serie de advertencias a estos setenta y dos, en esta comisión tan particular. Enfrentarían peligros espirituales y físicos, debían viajar ligero (ni monedero, ni bolsa, ni sandalias); no significa que fueran sin nada, el punto es que no iban de paseo, era un viaje de trabajo. Otras indicaciones fueron no saludar a nadie; ello no significa que fueran maleducados, sino que el visitar, en los tiempos de Jesús implicaba una larga ceremonia, que a menudo terminaba en una cena; pero para este grupo no había tiempo que perder en formalidades. Debían establecer un centro de operaciones (hospedaje) por lo tanto no debían andar de casa en casa.
Después de esto el Señor les comparte una serie de lineamientos con respecto a la gente con la cual compartirían el mensaje de las buenas nuevas del evangelio; por ejemplo, deberían ser agradecidos por las atenciones de quieres los recibían y no debían sentir pena al recibirlas, pues el obrero es digno de su sueldo.
Sin embargo, aquellas personas que rechazaran el evangelio, aun habiendo visto y oído a Jesús y su mensaje, tenían un gran peso sobre los hombros; fue un error fatal el rechazar la invitación al evangelio; el haber escuchado el evangelio y rechazarlo, los hacia culpables del pecado de la soberbia, por eso el castigo profetizado para los habitantes de Corazín, Betsaida y la misma Capernaúm era tan fuerte, por haber visto y vivido el mensaje de vida de Jesús y rechazarlo, resultó ser un mensaje de condenación para estas personas.
- El mensaje de salvación tiene sólo dos posibles efectos para quien los escucha: de salvación o de condenación.
- Debemos ser agradecidos con las personas que apoyan la extensión del evangelio, la paz sea para con ellos.
MD/HG
Jesús: Dador de paz. “Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa”. Lucas 10:5.
Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic