Lectura: 1 Tesalonicenses 5:12-19

Para la celebración de la Navidad, en la iglesia habían preparado una obra de teatro infantil sobre el verdadero significado de esta palabra, y el encargado del programa de niños tuvo una idea diferente para hacer que las personas que asistieran esa noche, no olvidaran uno de los mensajes centrales.

En la obra, el personaje principal pasaba por múltiples situaciones problemáticas que lo hacían dudar sobre cuál camino seguir, entonces en ese momento aparecían tres niños vestidos de ovejas con carteles individuales que contenían una palabra diferente cada uno: “Ora”, “Sin” “Cesar”.

Sin lugar a dudas, todos nos hemos encontrado en circunstancias en las cuales no sabemos qué hacer, o en las que ya hemos probado todas las opciones que pensamos como posibles soluciones.  Quizás, en esos momentos no queremos que alguien nos diga que debemos “orar sin cesar”.  Es un consejo que podríamos considerar muy simplista y hasta doloroso si se dice sin pensar.

Pero, en todos los casos ese simple consejo es exactamente el que debemos seguir.  Durante los años de los primeros días de la iglesia, el apóstol Pablo escribió en varias ocasiones, que como creyentes pasaríamos por tiempos difíciles y aun él mismo había experimentado todo tipo de pruebas y situaciones en los que su vida se había visto en peligro (2 Corintios 11:16-33); sin embargo, sabía que todas aquellas circunstancias las pasaba porque había algo más importante que lo esperaba más allá de esta vida, y estaba dispuesto a pagar de buena gana las consecuencias de su fe: “Sin embargo, de muy buena gana gastaré yo de lo mío, y me desgastaré a mí mismo por sus almas. Si los amo más, ¿seré amado menos?” (2 Corintios 12:15).

Así que, cuando te encuentres con algún problema, recuerda las instrucciones sencillas de las ovejas: “Ora”, “Sin” “Cesar”.  Habla con Dios, Él te brindará exactamente lo que necesitas.

  1. Ora sin cesar.
  2. Y de nuevo: Ora sin cesar.

HG/MD

“Oren sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17).