Lectura: Juan 10:22-42

Algunas personas han puesto en duda los milagros de Jesús, se preguntan si caminó sobre el agua o si alimentó a más de 5000 personas con tan sólo cinco panes y dos peces, afirman que se trata de un truco de magia o que hipnotizó de alguna forma a todas esas personas que los presenciaron.

Muchos expertos han estudiado y examinado con una mente abierta estos hechos maravillosos realizados por nuestro Señor, y llegan a la conclusión de que Jesús no pudo haber sostenido una mentira de ese tipo durante mucho tiempo, y que es un hecho probado que no todas las personas son susceptibles a ser hipnotizadas.

No obstante, parece extraño que muchos de los que vieron con sus propios ojos esos milagros de Jesús, se negaron a creer en Él y lo peor es que estuvieron listos para ejecutarlo por afirmar que era Dios, tal como lo relata el libro de Juan: “Si no hago las obras de mi Padre, no me crean.  Pero si las hago, aunque a mí no me crean, crean a las obras para que conozcan y crean que el Padre está en mí, y yo en el Padre” (Juan 10:37-39).

Los milagros que realizó Jesús comprobaron que era realmente el Hijo de Dios, el Salvador que había venido a dar su vida por los pecados del mundo.  Sus obras, milagros e incluso su resurrección, no fueron trucos mágicos sino muestras de su amor y su gracia.

  1. Cree en el Señor como tu único y suficiente Salvador y experimentarás el milagro de su perdón y amor en tu vida.
  2. Cree en los milagros, pero confía en Dios.  Dirige tu vista hacia la verdadera respuesta a tus problemas, el Señor Jesucristo.

HG/MD

“Pero si las hago, aunque a mí no me crean, crean a las obras para que conozcan y crean que el Padre está en mí, y yo en el Padre.” (Juan 10:38).