Lectura: 2 Corintios 5:14-21

Una de mis películas favoritas es Identidad Desconocida (The Bourne Identity). El personaje principal, Jason Bourne, sufre de una severa amnesia que lo deja obsesionado, frustrado y confundido.

Muchos de nosotros vivimos como Jason Bourne. Nuestras historias no son tan dramáticas pero los problemas son los mismos: ¿Quién soy yo? y, ¿le importa a alguien? Saltamos de relación en relación, de evento social en evento social, de empleo en empleo, o incluso de iglesia en iglesia, tratando de “encontrarnos a nosotros mismos”. Y si buscamos nuestro sentido de identidad en nuestra carrera, ¿quiénes seremos cuando nos jubilemos?

Pero hay una buena noticia para los “buscadores de identidad”. Podemos tener una identidad importante y segura en una relación con Jesús.

Aunque Dios nos hizo a Su imagen (Gén. 1:27), el pecado hizo estragos en nuestras almas y nos negó el gozo de una relación con nuestro Creador. Nuestra identidad como Su creación preciada y preciosa quedó dañada -hasta que Jesucristo entró en escena para rescatarnos y reclamar a los que creó como Suyos (ver Ro. 5:12-19). Cuando confiamos en Cristo para nuestra salvación, ganamos la condición privilegiada de estar “en Él”. Él toma todo lo viejo y lo hace nuevo.

  1. Cuando te des cuenta de que eres una nueva creación, tu crisis de identidad terminará.
  2. ¿Le has permitido a Dios que te renueve?

NPD/JS