Lectura: Romanos 12:1-8

En los años 60 y 70, se habló mucho sobre el derecho de las personas a «hacer lo suyo.» A la gente se le animaba a ser ellos mismos, con la motivación de llegar a conocerse a sí mismos y expresarse.

Por supuesto un cristiano nunca debe perseguir un individualismo que glorifica al “yo”  y que ignora a Dios.   Recordemos nuestra responsabilidad hacia los demás y nuestra dependencia del Señor,  Sin embargo Él si puede usar nuestras distintivas habilidades y dones espirituales para Su gloria.

En Romanos 12, a los creyentes se les recuerda que, si bien son parte de un solo cuerpo, todos ellos tienen diferentes habilidades dadas por Dios. Cada hijo de Dios está obligado a reconocer sus talentos particulares y usarlos en Su servicio.

En un avión comercial, el piloto, copiloto, mecánicos, ingenieros y asistentes de vuelo tienen diferentes responsabilidades. Los pasajeros estarían en gran peligro en si cada uno de los miembros de la tripulación descuidarán sus deberes para realizar un papel diferente al que les corresponde.  De la misma manera, una iglesia puede estar expuesta a un grave daño si sus miembros empezaran a reclamar las posiciones de otros creyentes simplemente porque quieren o se les antoja hacer otra cosa.

1. No se conforme a ser mediocre con la obra de Dios, no codicie una posición para la cual no está calificado o no le han llamado sus líderes locales. Reconozca el don que Dios dio y «¡haga lo suyo!», lo que Dios le ha dado y ¡hágalo bien!

2. Su lugar es donde se puede hacer el mayor bien para Dios.

NPD/RDH