Lectura: 1 Juan 5:9-13, 20
Una vez un padre quiso sorprender a su familia, les regaló un cofre, pero dentro había tres cajas adicionales una para cada miembro de la familia, una para su esposa y las otras dos para su hija e hijo pequeño. Todos disfrutaron mucho de aquel detalle que había tenido con ellos.
Dios envió a su Hijo Jesús para que llegara a ser nuestro Salvador, el mejor de los regalos, y al igual que en la historia del inicio, cuando una persona recibe el regalo de salvación también recibe muchos regalos especiales que no podría haber recibido de otra forma.
- El perdón del pecado. “En él tenemos redención por medio de su sangre, el perdón de nuestras transgresiones, según las riquezas de su gracia” (Efesios 1:7).
- La guía del Espíritu Santo, a quien Jesús prometió enviarnos. “Pero el Consolador, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, él les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que yo les he dicho” (Juan 14:26).
- La vida eterna y un lugar a su lado para siempre. “El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:12). “En la casa de mi Padre muchas moradas hay. De otra manera, se los hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para ustedes” (Juan 14:2).
- Un amor inigualable. “Como el Padre me amó, también yo los he amado; permanezcan en mi amor… Nadie tiene mayor amor que este: que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:9,13).
Estos y muchos otros, son los regalos maravillosos que el Señor Jesús tiene reservados para quienes disfrutan del privilegio inmerecido de que Dios los acepte como sus hijos e hijas.
- Deja de buscar significado en las cosas temporales de este mundo, busca las cosas eternas donde está Dios.
- Jesús no es tan sólo un regalo más, es quien te puede dar el mejor de los regalos: la salvación y todo lo que ella implica.
HG/MD
“¡Gracias a Dios por su don inefable!” (2 Corintios 9:15).