Lectura: 2 Timoteo 2:1-7

El equipo femenino de atletismo de los Estados Unidos no pudo revalidar el título del relevo femenino de 4×100 olímpico en Río 2016, cuando a Allyson Felix se le cayó la estafeta en el momento en el que se la iba a entregar a English Gardner. Felix perdió así la oportunidad de sumar su quinto oro olímpico tras los conseguidos en 4×400 (Beijing 2008 y Londres 2012), 200 (Londres 2012) y 4×100 (Londres 2012).

El apóstol Pablo también le advirtió a su discípulo Timoteo, sobre otra clase de enredo que lo llevaría a una derrota segura, “los negocios de la vida” (2 Timoteo 2:4). Le aconsejó que nada lo distrajera de su objetivo principal, el servicio a nuestro Señor Jesús.

La advertencia de Pablo sigue siendo muy válida en nuestros días; en el mundo en que vivimos existen innumerables cosas llamativas y atractivas que buscan que nos enredemos, ponle el nombre que quieras, lo identificarás como cualquier cosa que trate de robarle el primer lugar, el tiempo y el espacio que le corresponden a Dios.  Quizás en este momento veas esas cosas como situaciones sin importancia, pero con el tiempo empezarán a interferir más y más en el propósito para el cual te creó Dios: comunicarles a otros el mensaje de las buenas nuevas del evangelio, al mismo tiempo que le sirves y le das la gloria que Él merece.

  1. No lo dudes, siempre habrá cosas, circunstancias o personas que tratarán de enredarte para que no le brindes el espacio que sólo Dios merece.
  2. Desenrédate del mundo, recuerda lo que nos dijo el apóstol Juan: “Y el mundo está pasando y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:17).

HG/MD

“Ninguno en campaña militar se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo alistó como soldado” (2 Timoteo 2:4).