Lectura: Hebreos 5:11-14

Los polluelos tenían hambre y parecía que tanto papá como mamá halcón los ignoraban.  Así que, el mayor de los tres polluelos decidido a cambiar la situación, empezó a picotear una ramita; pero todo hizo ver que la ramita no satisfaría su hambre, así que desistió al poco tiempo de iniciar su intento.

Este llamativo drama era emitido en directo desde un nido de aves que se encontraba en un refugio donde habían colocado cámaras.  Con la cámara se podía ver perfectamente que a un lado de los polluelos estaba un gran pescado que recientemente uno de los padres había traído.

El problema de toda esta situación es que los polluelos aún no habían aprendido a alimentarse por sí mismos y seguían teniendo una dependencia total de papá y mamá halcón, los cuales cortaban trocitos de pescado con sus afilados picos y garras, y se los daban de comer a sus retoños.  Por supuesto, esta situación iba a cambiar en algunas semanas, ya que a su debido tiempo les enseñarían a alimentarse por sí mismos. Esta es una de las primeras lecciones de supervivencia que un ave de rapiña debe aprender, para poder ser capaz de sobrevivir.

El autor de la carta a los Hebreos, nos narra un problema similar.  Había algunas personas en la iglesia que no estaban madurando espiritualmente.  No habían querido empezar a distinguir entre lo malo y lo bueno (Hebreos 5:14), y tal como el pequeño halcón no sabían la diferencia entre una ramita y un pedazo de pescado.  Todavía necesitaban que otros les dieran de comer, cuando desde hacía mucho tiempo ya deberían de haberse estado alimentando por sí mismos, y no solamente a ellos mismos, sino también a otros que iniciaban en el camino de la fe (v.12).

  1. Siempre es bueno oír y recibir alimento espiritual de otros que se han esforzado por prepararse bien, y es aún mejor cuando el alimento espiritual viene de una auto disciplina de estudio y reflexión de la Palabra de Dios.
  2. La supervivencia ante los problemas de la vida cristiana, vendrá de una alimentación espiritual sana que incluya: oración, estudio diario de la Biblia, y compartir con otros quienes en verdad deseen seguir al Señor.

HG/MD

“Pero el alimento sólido es para los maduros; para los que, por la práctica, tienen los sentidos entrenados para discernir entre el bien y el mal” (Hebreos 5:14).