Lectura: Romanos 4:13-25

La mujer veía árboles sin hojas a pesar de que estaban llenos de ellas.  Esto ocurría debido a una enfermedad mental que la aquejaba desde hacía años; le decía a su cuidador: “Alguien debería cortar esos árboles, pues no tienen vida”.

Esta triste situación nos enseña que también nosotros muchas veces vemos nuestras vidas “deshojadas”, debido a las circunstancias difíciles o a la desilusión.  En un momento de depresión, puede ser que veamos un matrimonio, una amistad, o un trabajo como algo inservible y nos digamos: “Córtala, rompe con esto, no vale la pena, no hay esperanza”.

Pero, esto puede ser tan sólo percepción o un sentimiento pasajero que puede destruir parte de nuestras vidas. Dios quiere que veamos la vida con un tinte de esperanza, confiando en su poder y presencia; lo que parece imposible para nosotros, para Él no lo es, siempre y cuando sea Su voluntad y no se trate de una situación peligrosa para nuestra vida.

Un ejemplo del poder de Dios fue la promesa que le hizo a Abraham, tendría un hijo a sus 100 años, cuando, por supuesto y naturalmente, el cuerpo humano no es viable para que un embarazo se pueda desarrollar. No obstante, Abraham le creyó a Dios: “él creyó, quien vivifica a los muertos y llama a las cosas que no existen como si existieran.” (Romanos 4:17).

  1. ¿Estás viviendo una situación complicada en tu vida?  No creas todo lo que tu mente dice, ora a Dios para que te brinde esperanza, aunque tu no la puedas ver en este momento.
  2. La esperanza, al igual que el ancla de un barco, cuando se fija en el fondo, aunque tu no la veas.

HG/MD

“Como está escrito: Te he puesto por padre de muchas naciones delante de Dios, a quien él creyó, quien vivifica a los muertos y llama a las cosas que no existen como si existieran.” (Romanos 4:17).