Lectura: Salmos 101:1-8

Los encargados del departamento vial quedaron impresionados, cuando recibieron una carta con un cheque dentro de ella; la carta explicaba que ese dinero era para cubrir una multa por exceso de velocidad en los años 70’s.

Cuando esto ocurrió, el hombre había estado de visita en la ciudad y había recibido una multa por exceso de velocidad.  El hombre había guardado la multa en medio de un libro y la había olvidado por casi 50 años; cuando la volvió a ver, se sintió muy apenado y con un cargo de conciencia que lo impulsó a cancelarla, así que escribió la carta y la envió con el pago, al final de carta indicaba: “Disculpas por el atraso, ahora tengo mi conciencia tranquila”.

Esta acción nos hace recordar el compromiso con la integridad que mostró David en el Salmo 101, y aunque no podemos ocultar el sol con un dedo, ya que David cometió muchos errores al igual que cometemos nosotros, en este salmo vemos su lado más cercano a Dios. 

Empezando por su casa (v.2), extendiéndose a sus familiares y amigos más cercanos (v.6-7), esto contrastaba con las vidas corruptas de la mayoría de reyes del Medio Oriente de esa época.  Y en uno de los actos más impresionantes de su vida, en su integridad respetó la vida de su enemigo (1 Samuel 24:4-6; 26:8-9).

Al igual que lo aconsejó David en este salmo, como creyentes somos llamados a caminar con integridad, manteniendo con ello una conciencia limpia, con ello honraremos a Dios y tendremos un excelente testimonio que verán las personas a nuestro alrededor.

  1. La integridad guía nuestros pasos y nos ayuda a caminar seguros en Dios.
  2. No existe una mejor prueba de integridad que el comportamiento de alguien cuando se ha equivocado.

HG/MD

“Daré atención al camino de la integridad. ¿Cuándo vendrás a mí? En integridad de corazón andaré en medio de mi casa. (Salmos 101:2).