Lectura: Génesis 2:15-25

Aunque no lo creamos en muchos países se está comercializando un servicio muy particular, el negocio consiste en “alquilar familias”, así es, están alquilando familias; el servicio es consumido por personas solitarias con el dinero suficiente para pagar por ello.

Algunos utilizan el servicio para cuidar las apariencias, de tal forma que en un evento social puedan simular tener una “familia feliz”.  Otros porque anhelan, aunque sea por unas horas, sentir brevemente un vínculo familiar.

Esta tendencia tan sólo nos demuestra una realidad, los seres humanos fuimos creados para relacionarnos.  El libro de Génesis nos narra que, en el inicio de todo, al observar Dios a Adán dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea” (Génesis 2:18).

Y es que la Biblia no solamente nos indica que necesitamos relacionarnos, nos muestra donde encontrar esos vínculos, y es en la iglesia donde podemos encontrar a otras personas que siguen a Jesús.  El apóstol Pablo instruyó a los creyentes a tratar a los demás como padres y hermanos (1 Timoteo 5:1-2), el salmista va más allá al decirnos “es el Dios que hace habitar en familia a los solitarios” (Salmos 68:6), y el mismo Jesús en su hora de la muerte encarga el cuido de su mamá María a su querido discípulo Juan (Juan 19:26-27).

  1. Como parte de una iglesia tenemos el privilegio de hacer sentir a otros, la bendición de contar con una buena familia que en muchos casos no tienen.
  2. Esta semana muéstrale tu afecto sincero a una persona que no se lo espere, sé un instrumento de bendición.

HG/MD

“¡He aquí, cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía!” (Salmos 133:1).