Lectura: Gálatas 6:11-18

Hace algunos años se produjo un gran accidente en una carretera de los Estados Unidos. Entre el metal retorcido, los rescatistas encontraron a un hombre ya muerto quien había escrito con su propia sangre en lo que quedaba de su parabrisas, que amaba a su esposa y a su pequeña hija. Esto le llegó hasta lo más profundo del corazón a las personas que intervinieron en la atención del suceso.

Cuando utilizamos las palabras “escrito con sangre”, normalmente no lo hacemos de una manera literal.  Al usar estas palabras, comúnmente nos referimos a una situación donde estamos dispuestos a defender lo que decimos, o nuestras posiciones, hasta la muerte.

Al terminar su carta a los Gálatas, el apóstol Pablo usó una variante de esta frase al decirles lo siguiente: “Miren con cuán grandes letras les escribo…” (Gálatas 6:11); su llamado de atención a sus queridos Gálatas, venía escrito con el corazón, sabiendo también que sus palabras no serían recibidas por todos.

Era tanto su amor por Jesús, que fue muchas veces perseguido y también derramó muchas veces su sangre (2 Corintios 11:23-29), él sabía muy bien lo que implicaba el mensaje de salvación, que se centra en la muerte y resurrección del Señor, y muchos rechazarían esas sencillas pero poderosas palabras de condenación y salvación.

  1. Pablo escribió su testimonio con sangre, la de Jesús en la cruz y la suya por proclamar el mensaje de salvación, ¿estás dispuesto también a escribir tu testimonio con sangre?
  2. Para mostrar Su amor, Jesús dio su vida por ti y por mí, para mostrar nuestro  amor, debemos vivir para Él.  

HG/MD

“Pero lejos esté de mí el gloriarme sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien el mundo me ha sido crucificado a mí y yo al mundo” (Gálatas 6:14).