Lectura: Salmos 92:1-15

Unas jóvenes universitarias decidieron realizar su tesis de graduación, centrándose en las problemáticas de atención que sufren los adultos mayores, al ser ignorados por las personas más jóvenes.

Esta idea surgió de una experiencia que tuvo una de ellas, mientras se desplazaba con su familia a una zona rural y necesitaban llegar a una cabaña que habían alquilado.

La zona era remota y la cobertura móvil era prácticamente inexistente, entonces vieron a unos jóvenes que charlaban amenamente frente a una casa, donde un adulto mayor estaba realizando trabajos en su jardín.  Rápidamente pensaron que los jóvenes seguramente conocían todas aquellas tierras, porque eran por naturaleza aventuremos, pero al consultarles sobre la dirección que buscaban, ellos simplemente se encogieron de hombros y respondieron con desenfado: “No sabemos”.

Así que se dieron la vuelta y le preguntaron al adulto mayor, quien muy amablemente los atendió y les dio las indicaciones sin ningún error.

Esa experiencia la hizo pensar en cuan rápidamente hacemos juicios de valor acerca de las personas al creer que, por un asunto de juventud y fortaleza, podemos discriminar a alguien con más edad y limitaciones físicas.  Finalmente, entendió que es mejor una persona con experiencia en el camino de la vida, que alguien que recién inicia en él.

  1. Sin importar tu edad, busca a personas mayores y sabias, que hayan experimentado profundamente el amor, el perdón y la bondad de Dios en sus vidas, ya que tienen la sabiduría necesaria que te ayudará a crecer y a madurar en tu fe (Salmo 92:12-14).
  2. Presta atención a la sabiduría de los años, de seguro te ayudarán a usar más efectivamente tus fortalezas juveniles.

HG/MD

“Aun en la vejez fructificarán. Estarán llenos de savia y frondosos para anunciar que el Señor, mi roca, es recto y que en él no hay injusticia” (Salmos 92:14-15).