Lectura: Lucas 11:1-13

Creo que la mayoría puede reconocer el inicio de esta oración que modeló Jesús a sus discípulos: “Padre nuestro que estás en los cielos” (Lucas 11:2).  Este es tan sólo uno de los tantos pasajes bíblicos que se refieren a Dios como Padre.  Es maravilloso e instructivo que, cuando Él quiso que supiéramos cómo es, decidió enfatizar su paternidad.

Ahora bien, ¿qué sabemos de Dios como nuestro Padre? Según la oración de Jesús, sabemos que nuestro Padre celestial es accesible y está atento a nuestras necesidades. También declara que suple nuestras necesidades, y que nos perdona y protege del mal (vv. 2-4).

Este sin lugar a dudas es el modelo a seguir por los padres que no están en el cielo.  Sin duda, hay un solo Padre perfecto en el universo, pero, como tal, establece las pautas para el resto de los padres que por supuesto están muy lejos de ser perfectos.

A los hijos e hijas no les impresiona lo inteligente que sea su padre, lo duro que trabaje, o los juguetes que le compre, más bien anhelan que se les dedique tiempo y atención, que se les supla sus necesidades básicas, que los perdonen con paciencia y amor, que los eduquen y disciplinen con justicia, generando con esto un entorno seguro para que crezcan y maduren.  Esta es una lista breve, pero sumamente profunda de los deberes de un padre.

  1. Entonces, ¿qué pasa con aquellos que no tuvieron un padre que supliera esas necesidades? Anímate al saber que, si has sido redimido por medio de Jesús, tienes un Padre celestial perfecto quien es el mejor de todos.
  2. Felicidades y bendiciones a los Padres en este este día, que puedan aprovechar la oportunidad, para hacer conciencia que necesitan de Dios en cada paso de esta impresionante responsabilidad que les ha sido encomendada.

HG/MD

“Él les dijo: Cuando oren, digan: Padre nuestro que estás en los cielos: Santificado sea tu nombre; venga tu reino; sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Lucas 11:2).