Lectura: 1 Corintios 2:1-16

Se ha comprobado de los antiguos cartógrafos tuvieron un problema de distorsión a la hora de representar en sus diferentes presentaciones el mapa de la tierra.  En algunos mapamundis muestran Groenlandia como si fuese de mayor tamaño que África, o Europa más grande que Sur América, lo cual está equivocado. Esto ha sido corregido con el tiempo, y con herramientas tecnológicas, ahora podemos apreciar los verdaderos tamaños de los lugares.

En ocasiones también se tienen problemas de distorsión al tratar de entender los temas espirituales con las limitaciones del mundo físico, llegando a erradas conclusiones o minimizando lo que es verdaderamente importante.  Siempre existirá la tentación de preferir las ideas atractivas de maestros equivocados, que lo que se dice en la Palabra de Dios para este tiempo.

Cuando haces de la Palabra de Dios tu guía, encuentras los principios que te guiarán y edificarán en el transcurso de la vida, y además despertará en ti la preocupación por compartir el evangelio con otros que aún no lo han escuchado; asimismo, te impulsará para reunirte con otras personas que también quieren seguir aprendiendo de sus pautas para nuestro tiempo. (1 Corintios 12:25).

Es por ello que antes de dar una opinión sobre la Palabra de Dios, debes leerla, estudiarla, meditar en lo que estás leyendo, orar por la guía del Espíritu Santo, compartir con los demás creyentes lo que has encontrado en tu estudio y finalmente, compartir lo que crees con quienes lo necesitan.

  1. Es muy fácil llegar a conclusiones equivocadas cuando sólo usas tu “sabiduría”, pide a Dios que te guíe en tu andar de fe (1 Corintios 2:5).
  2. La sana enseñanza nunca distorsiona la Palabra de Dios ni levanta a caudillos ególatras.

HG/MD

“Porque, ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién lo instruirá? Pero nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16).