Lectura: Apocalipsis 3:14-22

Unos amigos creyentes que reciben estudiantes de intercambio me contaron la razón por la cual siguen realizando este tipo de experiencias, me compartieron el impacto que les causó el primer estudiante que se alojó en su casa, quién provenía de un país muy pobre de nuestro continente.  Durante el mes que estuvo compartiendo su vida con ellos los llenó de preguntas muy interesantes en las que nunca habían pensado.

Al ir a un restaurante donde se puede pedir desde el auto, él preguntó: “¿Por qué prefieren pedir comida desde un auto, en lugar de comer en el lugar, si saben que estará frío cuando lleguen a su casa? ¿Por qué pagan por una botella de agua muchas veces más que lo que cuesta el agua pura que sale de los grifos de sus casas? ¿Por qué prefieren pasar muchas horas diarias en las redes sociales, pero les da pereza asistir a una iglesia donde pueden socializar con personas de carne y hueso?”.  Estas fueron sólo algunas de sus muchas preguntas.

El Señor Jesús les advirtió a los ciudadanos de Laodicea, que corrían un gran riesgo espiritual si no empezaban a verse a sí mismos tal y como eran, pues ellos tenían un concepto erróneo de su realidad tal y como vemos en el siguiente verso: “‘Soy rico; me he enriquecido y no tengo ninguna necesidad’” a lo que el Señor contestó: “y no sabes que tú eres desgraciado, miserable, pobre, ciego y desnudo” (Apocalipsis 3:17).  Jesús les instó a acudir a Él para lo que necesitaran, incluyendo la provisión del colirio para sus ojos espirituales para que así pudieran ver claramente sus errores (v.18).

Al leer la Biblia estás viendo las cosas a través de los ojos de Dios, por medio de ella Él te brinda principios prácticos para que puedas vivir en medio de un mundo que siempre tratará de seducirte por medio de sus sombras y espejismos de una vida “mejor”, la cual finalmente sólo te traerá pesar y sufrimiento.

  1. Pídele a Dios que te permita examinarte a ti mismo y al mundo a través de Sus ojos.
  2. Sólo al verte en el espejo de la Palabra de Dios, te verás cómo realmente eres.

HG/MD

“Yo te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se descubra la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos para que veas.” (Apocalipsis 3:18).