Lectura: Juan 1:35-42

Durante un vuelo que tuve que realizar, me encontré con la agradable sorpresa de que las asistentes de viaje me ubicaron en un asiento con mucho lugar para estirar las piernas. Me sentí muy bien al no tener que estar estrujado en un sitio reducido.  Además, ¡había un asiento vacío a mi lado! Ideal para una buena siesta.

Entonces, la asistente de viaje también invitó a otras personas que estaban viajando para que se sentaran conmigo en un lugar mejor, pero me sorprendió que, por diversas razones, todos quisieron quedarse en su lugar. No querían molestarse en cambiar de sitio o se sentían bien donde estaban.

Como creyentes en Jesús, también tenemos el privilegio de extender una invitación mucho más importante: hemos recibido nueva vida por la fe en Cristo y queremos que otros experimenten lo mismo.

Así que, algunos querrán hacerlo, pero otros no. En Juan 1:40, leemos que Andrés había empezado a seguir a Jesús. Lo primero que hizo fue buscar a su hermano Simón para invitarlo y que él también conociera al Mesías (v. 41). Jesús les ofreció una nueva y maravillosa forma de vivir para que lo conocieran y disfrutaran de sus promesas de perdón (Romanos 3:24), presencia constante (Hebreos 13:5), esperanza (Romanos 15:13), paz (Juan 14:27), y un futuro eterno con Él (1 Tesalonicenses 4:17).

  1. Entonces, ¿quieres unirte a nosotros? Jesús te da la mejor vida.
  2. Tenemos el privilegio de invitar a otros para que empiecen el más maravilloso de los viajes al lado de nuestro Señor y Salvador Jesús.

HG/MD

“Este encontró primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).” (Juan 1:41).