Lectura: 1 Samuel 16:1-13

Durante las primeras horas de la 30va reunión de su universidad, Mary Schmich y sus amigos hablaron mayormente acerca de cuan viejos se veían sus compañeros de clases. Pero a medida que el evento avanzaba, el enfoque de ellos comenzó a cambiar. Más tarde, en su columna del periódico Chicago Tribune, Mary escribió: “Una vez que nos acostumbramos al hecho de que el tiempo nos ha robado algo a cada uno de nosotros -o nos ha añadido algo en los lugares equivocados… dejamos de pensar en la apariencia y comenzamos a hablar acerca de la vida”.

Tanto de nuestro tiempo y atención está dedicado a la apariencia física que es fácil considerarlo el aspecto más importante de nuestras vidas. Pero la Biblia nos recuerda que Dios quiere que nos veamos a nosotros mismos y que veamos a los demás de manera diferente.

Cuando el Señor envió a Samuel a ungir a un nuevo rey sobre Israel (1 Samuel 16:1), Dios le recordó ver mas allá de las características físicas: “No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura… pues Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón” (v. 7).

La Palabra de Dios condena duramente a aquellos que muestran favoritismo basado en las apariencias (Santiago 2:1-2).

  1. Cuando comenzamos a ver a las personas con los ojos de Dios, nuestro enfoque cambiara de la apariencia a la vida.
  2. Ya que han sido resucitados a una vida nueva con Cristo, pongan la mira en las verdades del cielo, donde Cristo está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios. Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra.  Col.3:1-2

 

NPD/DCM