Lectura: 1 Corintios 1:1-17

En muchos vecindarios funciona un sistema de alertas de prevención. Este tipo de comunidades organizadas le ofrece a la policía un brazo adicional para luchar contra el crimen y otros tipos de delitos, que serían imposibles de visualizar debido a lo limitados que son los recursos para contratar oficiales de policía.

Pero, estos grupos de ciudadanos organizados no sólo sirven contra el hampa, sino que también son una herramienta muy buena y rápida cuando se presentan desapariciones de niños o personas adultas mayores, lo cual ocurre más frecuentemente de lo que la mayoría se imagina; en segundos estos grupos pueden enviar fotos y videos de la persona desaparecida a los teléfonos inteligentes de sus vecinos, y en la mayoría de las ocasiones tienen éxito y evitan que ocurra algo malo, tienen una efectividad superior a la de la policía, después de todo lo importante no es quién los encuentre sino que los encuentren.

¿No debería ser esa nuestra actitud hacia las personas que aún no han depositado su fe en Jesús? ¿Somos capaces de orar por otros creyentes que utilizan métodos diferentes a los nuestros para rescatar a los perdidos? ¿Nos hemos liberado de nuestros sentimientos de rivalidad y hasta de celos? ¿O estamos tan prejuiciados por nuestra forma de hacer las cosas, que no concebimos que otros creyentes tengan métodos que puedan ser más efectivos para compartir el evangelio con los demás?

Esto no es algo nuevo, Pablo se había percatado de que esto estaba pasando en las iglesias del primer siglo que competían entre sí (1 Corintios 1:11-13).  Él quería que existieran esfuerzos comunes para poder llevar las buenas nuevas del mensaje de salvación al mayor número de personas posible, no estamos hablando de ecumenismo, sino de dejar de competir entre nosotros mismos y hacer el trabajo para el cual se nos llamó, ser embajadores de Jesús (2 Corintios 5:20).

  1. Nuestra motivación al compartir las buenas nuevas de Jesús, nunca debería ser la competencia de esfuerzos con otros creyentes.
  2. “Porque el que no es contra ustedes, por ustedes es” (Lucas 9:50).

HG/MD

“¿Qué, pues? Solamente que de todas maneras Cristo es anunciado, sea por pretexto o sea de verdad, y en esto me alegro. Pero me alegraré aún más” (Filipenses 1:18).