Lectura: 1 Juan 1:5-10

Un problema reciente que han tenido las grandes ciudades en los últimos años, ha sido que los animales “salvajes” invaden los vecindarios durante las noches y causan todo tipo de desastres. 

Un ejemplo de esto es la ciudad de Londres, que ha reportado en los últimos años una invasión de zorros que tumban los botes de basura, destrozan los zapatos que han dejado afuera, destruyen jardines, atacan a los animales domésticos y dejan, además de sus fechorías, un terrible olor.  Los animales “salvajes” en lugar de huir a otros terrenos, se han adaptado y buscan sustento en nuevos lugares que se encuentran poblados.

Si te pones a pensar en este tipo de problemas, esos “zorros” pueden convertirse en un simbolismo de cosas molestas que te impiden tener tranquilidad, o también pueden verse como esos “pecados pequeños” que no consideras tan graves, como mentir, engañar, o desear lo ajeno, los cuales pueden parecer “inofensivos” comparados con los “grandes” pecados como matar, o robar.

La realidad de estos “pequeños” pecados es que con el tiempo se hacen más grandes, y antes de que te des cuenta se convierten en graves problemas para tu vida.

  1. Si tienes “zorritos” en el jardín de tu vida espiritual, este es el momento de tomar acción y lidiar con ellos, identifícalos con ayuda del Espíritu Santo, admite tus errores, y deshazte de esos pecados que arruinan tu vida.
  2. Los pecados más terribles no son los más evidentes, sino los que crecen diariamente en tu vida, sin que te percates.

HG/MD

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1:8).