Lectura: Lucas 19:12-26

Al durián, una fruta tropical [del sureste asiático], a menudo se la llama la reina de las frutas. O te gusta o lo detestas. Aquellos a quienes les gusta harán casi cualquier cosa por conseguirlo. Los que lo detestan ni se le acercarán debido a su olor acre. A mi esposa le encanta. Recientemente, una amiga, agradecida por lo que mi esposa había hecho por ella, le envió una caja con durianes de la más alta calidad. Se esmeró mucho en asegurarse de que fueran los mejores.

Me pregunté: «Si le podemos dar lo mejor a un amigo, ¿cómo podemos hacer menos por nuestro Señor, quien dio Su propia vida por nosotros?»

El noble de la parábola de Jesús (Lucas 19) quería lo mejor de sus diez siervos a quienes les había dado dinero, y les dijo: «Negociad entre tanto que vengo» (v.13). Cuando regresó y les pidió cuentas, elogió con las palabras «está bien» a los que habían hecho todo lo posible con el dinero que se les había encomendado. Pero llamó «mal siervo» (v.22) al que no hizo nada con él.

El significado fundamental de esta historia es la mayordomía de lo que se nos ha dado. Ser fieles con lo que Dios nos ha concedido implica ofrecerle lo mejor de nosotros a cambio. Así como el amo en la parábola confió aquel dinero a sus siervos, el Señor nos ha dado dones para servirle. Somos nosotros quienes salimos perdiendo si no logramos darle lo mejor de nuestro ser.

1. En estos días de Navidad, lo mejor que podemos hacer es servir a Dios sirviendo a los demás.

2. ¿Cuándo fue la última vez que te hiciste algo por una persona sin esperar nada a cambio?

NPD/CPH