Lectura: Mateo 6:25-34

Se cuenta la historia de un hombre que criaba pollos. Entre ellos se encontraba un gallo cuyo canto ocasional molestó mucho a un vecino. Una mañana temprano, los vecinos descontentos llamaron al granjero y se quejaron: «¡Esa miserable ave suya me mantiene despierto toda la noche!»
«No entiendo», fue la respuesta. «Casi nunca canta, pero si lo hace, nunca es más de dos o tres veces.»
«Ese no es mi problema», respondió el vecino. «No es la frecuencia con la que cante lo que me irrita! Lo que no me deja dormir es no saber cuándo va a cantar!»

Muchos de nosotros somos como ese hombre. Nos preocupamos por las dificultades y las circunstancias penosas que podrían surgir mañana. En vez de vivir un día a la vez, regocijándonos por el cuidado del Señor. Sin embargo en momentos nos llenamos de ansiedad, al pensar  los problemas del futuro.
Si conoces a Cristo como Salvador, y tomas en serio sus palabras en Mateo 6:34, “Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas” Al elegir a confiar en Él, Dios te dará descanso para tu alma y la paz de Dios llenará tu corazón y tu mente.
Amigo, deja esa tonta espera del cantar del gallo

¿Por qué preocuparse? ¿Serán los cielos de mañana más azules?

¿O si descansaremos en nuestras camas tibias?

¿O tendrás ardor en tus ojos, al no dormir hasta la mañana?

¿O construyes puentes que nunca podrás cruzar? – Anónimo.
1. Preocuparse es pagar intereses sobre problemas que nunca tendrán plazo de cancelación en esta vida.

2. Es mejor ocuparse, que preocuparse, los problemas no se desaparecerán tendrás que tomar medidas para solventarlos o simplemente tendrás que vivir con ellos, que ya que no depende de ti el resolverlos.  Recuerda lo que nos dice Pablo:

“Pero él me dijo: “Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.”  Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo”.

2 Corintios 12:9

RDH/NDP