Lectura: Génesis 3:1-6; Eclesiastés 5:18-20

El tentador conoce su muy bien su oficio. Después de todo, él ha estado practicando desde tiempos antiguos. Trata de conseguir que perdamos la bendición de Dios y nos impulsa a ignorar las leyes de Dios, o por malicia impulsa a la gente a agregar más leyes sin sentido. Él sabe que podemos caer en una zanja o salirnos completamente de la carretera.

En su conversación con Eva, el primeramente sugirió que Dios no quería que ella disfruta de todos los árboles del jardín (Génesis 3:1). Eva defendió a Dios, explicando que era solamente el fruto del árbol que se encontraba en la mitad de jardín, estaba fuera de su uso y disfrute (vv.2-3)​​. Y añadió que, incluso tocar el árbol les traería la muerte (v. 3). Dios, sin embargo, no había dicho nada de tocarlo.

Algunos de nosotros tratamos de defender a Dios al ser más estrictos de lo que deberíamos ser. Creemos que somos más santos, si vamos más allá de Sus mandatos.  Como resultado, no queremos ni siquiera entrar al huerto debido a que se nos negó una sola pieza de fruta envenenada. No sólo no vamos a tocar ese árbol, tampoco tocaremos el árbol al lado de este o el árbol que se tal vez se parezca a ese.  Al actuar de esa manera, no honramos a Dios y Su voluntad.

Dios nos ha dado todas un sin número de cosas buenas para disfrutar (1 Tim. 6:17). Él no está contento cuando nos enfocamos sólo en lo que está prohibido y dejamos de disfrutar de todas sus bendiciones. No sólo es una vergüenza, sino también un pecado, el no disfrutar de la vida.

1. ¿Qué dicen estos versículos acerca de disfrutar de la vida? Génesis 1:28-31, Salmo 36:7-9; Eclesiastés 2; Hechos 14:17, 1 Corintios 10:31, Colosenses 2:20-23.

2. La alegría de vivir proviene de un corazón en acción de gracias hacia Dios.

NPD/HWR