Lectura: Lucas 2:25-35

El autor Henri Nouwen ha observado que las primeras páginas del evangelio de Lucas están llenas de personas que estaban esperando: Zacarías e Elisabet, María y José, Simeón y Ana estaban esperando por el cumplimiento de una promesa de Dios. Pero en vez de esperar pasivamente, estaban activamente mirando al Señor cada día, lo que Nouwen llama estar «presentes al momento.»

Simeón, por ejemplo, no estaba controlado por la desesperanza sino por el Espíritu que lo empujaba a ir al templo. Sus palabras de alabanza cuando vio al niño Jesús, el Mesías prometido, resuenan como un ejemplo de esperanza paciente en Dios: «Porque han visto mis ojos Tu salvación la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz de revelación a los gentiles, y gloria de Tu pueblo Israel» (Lucas 2:30-32).

Muchos de nosotros nos encontramos esperando en Dios para la respuesta a alguna oración o el cumplimiento de alguna promesa. Su palabra viene a nosotros, así como vino a aquéllos que fueron levantados en los eventos que marcaron la primera Navidad: «No temas, Zacarías» (1:13); «No temas, María» (1:30); «No temáis, [pastores]» (2:10).

1. Al escuchar a Dios en Su Palabra y obedecerle, descubriremos Su bondad y poder mientras esperamos.

2. En estos días de tanta agitación,  con la inseguridad acrecentándose, puedes decir: no tememos, pues sabemos quién está a nuestro lado.

NPD/DMC