Lectura: Isaías 26:1-9
Sin duda, muy pocas cosas en este mundo caído se pueden catalogar como perfectas. No obstante, Dios promete guardarnos en su perfecta paz si nosotros mantenemos nuestra mirada y mente en Él, mostrando con ello en quien tenemos puesta la confianza (Isaías 26:3).
Entonces, ¿por qué es tan difícil para nosotros confiar en Dios? En la mayoría de las ocasiones esto no se debe a Dios, sino a nosotros mismos; nos aterra pensar que no tenemos el control de las cosas, y mientras menos control tenemos más preocupados y ansiosos nos mostramos. Pensamos que nuestro problema está más allá de lo que Dios puede controlar, y muchas veces llegamos al punto de pensar que si nosotros no hemos podido resolver una situación, debido a todas sus ocupaciones Dios no se tomará el tiempo para ayudarnos.
En esos momentos debemos considerar lo siguiente: Dios fue el creador de este vasto universo en el cual vivimos con todas sus intrincadas interacciones, vínculos y dependencias (Hebreos 11:3). Al pensar bien en esto, debemos preguntarnos: ¿cómo es posible que nuestra situación pueda ser más compleja o difícil que haber creado de la nada un universo?
Crecer en Dios es una respuesta muy personal que nace de nuestra fe, y se expresa por medio de una confianza cada vez mayor en Dios y en sus promesas.
- Mientras más pase nuestra mente meditando en Dios, más sentiremos en nuestro ser su paz perfecta.
- Puedes confiar en Dios tanto en los buenos como en los malos momentos.
- La perfecta paz de Dios es uno de sus mejores regalos para nosotros. Depositar nuestra fe en Él es un regalo que demuestra en quien tenemos puesta nuestra confianza.
HG/MD
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3).