Lectura: Juan 6:30-40

Cuando Jesús vivió entre nosotros en su primera venida a la tierra, invitó a las personas a venir a Él “…Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que en mí cree no tendrá sed jamás” (Juan 6:35).

Algunos se han preguntado: ¿Qué es lo que tiene Jesús y el Padre Celestial, para que los necesitemos?

La respuesta es simple, pero con consecuencias eternas:

Salvación.  Jesús es el único camino para obtener el perdón por nuestros pecados y la única forma de llegar al cielo “…para que todo aquel que cree en él tenga vida eterna” (Juan 3:15)

Propósito.  Necesitamos poner todo nuestro corazón, alma, mente y fortaleza en seguir a Jesús.  Él nos hizo el siguiente desafío: “…Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Marcos 8:34).

Consuelo.  En medio de la prueba o el tiempo de angustia, el “Dios de toda consolación quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones” (2 Corintios 1:3-4).

Fortaleza.  Cuando venga a nosotros el cansancio y agotamiento por los problemas de la vida, “El Señor dará fortaleza a su pueblo; el Señor bendecirá a su pueblo con paz” (Salmos 29:11).

Vida abundante.  La verdadera vida espiritualmente plena, tan sólo la encontramos al tener una relación cercana y creciente con nuestro Señor Jesús.  “…Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

  1. El Señor al igual que ayer nos invita a seguirle (Juan 1:43) para poder tener vida eterna.
  2. Jesús nos dijo: “Todo lo que el Padre me da vendrá a mí; y al que a mí viene jamás lo echaré fuera” (Juan 6:37) ¿Qué estás esperando, ven y ve? (Juan 1:39)

HG/MD

“Todo lo que el Padre me da vendrá a mí; y al que a mí viene jamás lo echaré fuera” (Juan 6:37)