Lectura: Filipenses 3:1-11

Estudiantes de una Universidad londinense, se plantearon la siguiente pregunta: “¿Qué quieres ser?”, ante la cual obtuvieron diferentes respuestas, entre ellas podemos citar las siguientes:

  • Quiero ser un triunfador
  • Quiero tener un buen trabajo
  • Quiero ser un político influyente
  • Quiero ser un deportista famoso
  • Quiero descubrir la cura de una enfermedad
  • Quiero desarrollar la mejor aplicación para internet

En medio de todas aquellas respuestas llenas de ambiciones y buenos deseos en general, una de las respuestas pareció no calzar muy bien, provenía de un tímido estudiante que dijo lo que realmente quería en su corazón, y su respuesta causó uno de esos silencios incómodos que le siguen a una declaración o situación no esperada: “Puede que se rían de mí, pero yo quiero ser un santo”.

¡Wow, qué respuesta! ¡Un santo! No importa la idea que tengas de un santo, pero la mayoría de personas en nuestra sociedad, consideraría fuera de lugar, y por qué no decirlo hasta loco, tener esa aspiración.  No obstante, como creyente debería ser la más alta prioridad en nuestras vidas, la esencia de ser santo es simplemente ser como Jesús en su carácter y prioridades.

El apóstol Pablo dijo que el mayor propósito de Dios es que seamos como su Hijo Jesús (Romanos 8:29).  Si bien es cierto una de las promesas de Dios es tener un nuevo cuerpo como el de Cristo (1 Corintios 15:35-58;), no podemos quedarnos esperando pasivamente a que eso suceda, hemos de trabajar en el servicio activo para nuestro Señor y en el proceso de ser más y más como Jesús (1 Juan 3:2; 4:17).

  1. Cada día es un desafío en el cual nos enfrentamos a un mundo que quiere que nos conformemos con el mínimo esfuerzo, y que nos enredemos en los placeres indebidos que se nos ofrecen, pero cada día debemos recordar lo que somos: Hijos(as) de Dios (Juan 1:12).
  2. Pertenecer a Jesús es sinónimo de santidad, y vivir como un santo es ser como Jesús.

HG/MD

“Antes bien, así como aquel que los ha llamado es santo, también sean santos ustedes en todo aspecto de su manera de vivir porque escrito está: Sean santos porque yo soy santo” (1 Pedro 1:15-16).