Lectura: Romanos 12:17-21

Un hombre estaba muy enojado con un compañero de trabajo que en la hora del almuerzo solía fumar desesperadamente; en ocasiones, el olor del tabaco invadía todo el lugar donde almorzaban sin que le importara lo que sus compañeros sentían.

Así que decidió hacer algo al respecto, a su estrategia la llamó venganza en aerosol contra fumadores; consiguió un producto que venía en aerosol y cancelaba el olor a tabaco; además provocaba que el tabaco tuviera un mal sabor a quien lo fumara.  Así que, la próxima vez que su compañero decidió fumar al lado de ellos, utilizó su aerosol aplicándolo en dirección del hombre fumador, le estaba dando una dosis de su propia medicina: aire apestoso.

Algunos de los compañeros no compartían su decisión, otros se rieron y algunos decidieron comprar el producto.  El fabricante del producto sacó provecho del sentimiento de ira que algunas personas tenían contra los fumadores desconsiderados.

Aunque muchas veces sintamos tentación por vengarnos de alguien quien nos ha hecho algún mal o que ha provocado daños en nuestra contra, debemos recordar que vengarnos hace que nos pongamos al mismo nivel de la persona que nos ofende.  Al vengarnos estamos renunciando a nuestros principios, apelamos a nuestros más bajos instintos y no al ejemplo de amor y perdón que nos demostró el Señor.

La Palabra de Dios es muy clara al indicarnos que la venganza nunca será una buena opción: “…Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor.” (Romanos 12:19).  Entonces, ¿qué hacemos cuando alguien nos ofende?  Aunque nos cueste, debemos continuar nuestro camino y dejar que Dios se encargue de lo que Él considere mejor para esa persona, puede ser que al ver nuestro testimonio la persona reconozca su error y se acerque a Dios o, por el contrario, continúe su camino hacia la perdición.  Dios finalmente hará Su voluntad.

  1. Cuando alguien te haga un mal, no caigas en la trampa de la venganza, aléjate de esa persona, ora y permite que Dios tome el control.
  2. No te dejes vencer por el mal, Dios está a tu lado y se encargará de cualquier situación que se presente.

HG/MD

“No seas vencido por el mal sino vence el mal con el bien” (Romanos 12:21).