Lectura: Éxodo 25:1-9

Un amigo me contó que él y su esposa, decidieron invitar a la iglesia a una vecina quien acababa de terminar una relación muy tormentosa con un hombre que la golpeaba.  En el trayecto, la mujer les comentó cuan agradecida estaba debido a la invitación; la escucharon con detenimiento, y le dieron aliento sobre lo valiosa que era para Dios y para ellos. Al final del día ella se sentía mejor, y de cierta forma había experimentado un pedacito de cielo en la tierra.

Cuando el Señor le dijo a Moisés que le hiciera un tabernáculo siguiendo especificaciones, él y sus compatriotas pudieron sentir Su presencia entre ellos (1 Reyes 5-8); de cierta forma esa fue también una manera de experimentar un pedacito de cielo, y por supuesto, era una sombra de lo que se convertiría en realidad con Jesús, el templo perfecto habitando entre nosotros (Juan 1:14).

Una de las cosas que sucedió luego de que Jesús ascendió al cielo, fue la venida del Espíritu Santo para que morara permanente en Sus seguidores (Juan 14:16-17); al hacer esto nosotros nos convertimos en tabernáculos y templos vivos para Dios en este mundo (1 Corintios 3:16; 6:19).  Como representantes de la presencia de Dios, es nuestra responsabilidad brindar paz y esperanza a quienes lo necesitan.

  1. Es un privilegio ser embajadores de Dios y Su mensaje de salvación para un mundo sin esperanza.
  2. Esta semana puedes ser un instrumento de la paz de Dios, no dejes pasar la oportunidad.

HG/MD

“¿No saben que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en ustedes?” (1 Corintios 3:16).