Lectura: 1 Corintios 13:1-13

En un retiro para matrimonios, uno de los organizadores les pidió a los participantes que leyeran en voz alta 1 Corintios 13:4-8, y que reemplazaran la palabra “amor” por “Jesús”.

Cuando lo leyeron parecía muy natural y hasta perfecto decir: “Jesús tiene paciencia y es bondadoso…Jesús no es celoso… Jesús no es ostentoso, ni se hace arrogante. No es indecoroso, ni busca lo suyo propio…Jesús nunca deja de ser”.

Acto seguido el líder indicó. “Ahora, lean el pasaje en voz alta y digan su nombre en lugar de Jesús”.  Todos se rieron de forma nerviosa ante la instrucción.  Pero el organizador dijo: “No estoy bromeando, por favor hagan lo que les estoy pidiendo”; así que todos empezaron a leer de forma nerviosa nuevamente el texto, pero ahora con sus nombres: “Alex tiene paciencia y es bondadoso…Sofía no es celosa… Juan no es ostentoso, ni se hace arrogante…”, y así siguieron hasta terminar el texto.

Luego, la esposa del organizador explicó la razón del ejercicio, indicando que en ocasiones de manera inconsciente impedimos que Dios exprese su amor a través de nosotros, creemos que existen otras formas más importantes de expresar nuestra fe.  Y es por eso que el apóstol Pablo se encargó de aclararnos que, desde el punto de vista de Dios, las palabras bonitas, nuestra inteligencia, y aun la generosidad o el sacrificio personal, no sirven de nada si el amor no es parte natural de nuestras vidas, y por supuesto, si amamos a Dios haremos lo que Él nos aconseja (Juan 15:14-16).

  1. Expresemos a otros el inmenso amor que Dios tiene para compartir, posiblemente al inicio nos sintamos incómodos, pero poco a poco será más fácil llevar las buenas nuevas de Dios.
  2. Permitamos a Dios que nos use para alcanzar con el Evangelio a muchas personas.

HG/MD

“El amor nunca deja de ser. Pero las profecías se acabarán, cesarán las lenguas y se acabará el conocimiento” (1 Corintios 13:8).