Mártires de la Fe

Una muy buena definición

Un soldado de la Guaría Roja.  China – años 80 del siglo XX.  

Esta interesante carta se sacó de contrabando de China comunista.

“Yo soy un adolescente y un soldado de la Guardia Roja.  No creía en ningún Dios, en ningún cielo, en ningún infierno, en ningún salvador, en nada en absoluto.  Un día sintonicé por accidente su programa radial.  Al principio estuve tentado a apagarla.  Los buenos comunistas no creen en Dios.  Sin embargo, encontré el programa interesante, así que lo sintonicé una y otra vez.  Ahora creo en Cristo; así que decidí escribirle a la dirección que usted da en el programa, y quisiera hacerle dos preguntas:

La primera: ¿Acepta Dios a cualquier persona  de China comunista?  En su transmisión habla de la iglesia, pero yo estoy en China donde casi no tenemos iglesias, ¿puede Dios aceptar a alguien sin una iglesia?”

Este joven soldado no sabía cuántas iglesias clandestinas existían en China, ni que todos los que aman a Cristo son en verdad la iglesia, no el edificio en el cual se reúnen.

La segunda pregunta decía: “Por favor, ¿me enseñará a orar? Usted comienza cada programa de radio con una oración y termina con una oración.  Yo quisiera orar, pero no sé cómo”.

El soldado nunca había estado en una iglesia, pero dijo escribió lo que se imaginaba que significaba la oración.  “Hablar el día entero de tal manera que después de todo lo que diga, uno pudiera añadir: Amen”

Que definición más bella de la oración.

Le respondí vía radial, espero en Dios que me haya escuchado.

Orar no es natural.  A decir verdad, no le viene a ninguna persona de manera natural, porque es una experiencia sobrenatural.  Dios nos da un deseo espiritual de comunicarnos con Él.  Como las matemáticas o el idioma, la oración es una habilidad que se aprende.  Mientras más practicamos la oración, más natural se vuelve.  El joven creyente de esta historia definió la oración como algo que afectaba cada aspecto de la vida, por lo tanto, haciendo toda la vida de una persona una oración a Dios.

¿Cómo crece usted en su propia experiencia con la oración?  ¿Está fuera de práctica? Comenzando hoy, pídele a Dios que te dé un deseo sobrenatural de hablar con Él y que haga de la oración una parte natural de cada día.  Entonces comience a practicar.  Haga que su vida sea una oración.

Por eso orará a ti todo fiel en el tiempo en que puedas ser hallado. Ciertamente en la inundación las caudalosas aguas no llegarán a él – Salmos 32:6

Tomado de: Devoción Extrema, la Voz de los Mártires, pag.188